Mientras la pérgola del Cementerio Municipal de La Antena funciona a tope, las florerías del centro de la ciudad viven el primero de noviembre como un día más.
Un fin de semana largo siempre es sinónimo de turismo, vacaciones y tiempo libre.
Y como todos los fines de octubre, además de Halloween, está la conmemoración de todos los santos, oportunidad en que ciudadanos de todo el país se dan el tiempo de recordar y visitar a sus seres queridos que hoy descansan.
Como es tradición, las visitas a los familiares y amigos fallecidos van acompañadas de un presente: las hermosas flores que adornarán el lugar de descanso de quienes nos han dejado.
Frente a esta fecha, las florerías se convierten en uno de los rubros más solicitados, generando hoy en día una dualidad entre los locales que están en medio de la ciudad y los que se encuentran junto a los cementerios.
Las dos caras de la moneda
Además de la conmemoración de los muertos, San Valentín, el comienzo de la primavera, o alguna fecha especial personal, estas florerías locales congregan a muchos clientes.
Eliana Cartagena, quien se desempeña en una de las florerías de La Recova, explica que ya no se compra flores como en antaño.
«Ha cambiado mucho, pues más compran en el cementerio, y la juventud, a lo más, compra una rosita, dos rosas, no como antes que se compraban muchas flores».
Y es que las ventas del primero de noviembre y fechas cercanas, se concentran en inmediaciones de los cementerios, como lo confirma Carola Salinas, dueña de la florería que lleva su nombre y ubicada al costado del Unimarc de Balmaceda.
«Para nosotras el primero de noviembre es un día normal, ya que las florerías de los cementerios son las que están full. Para nosotras las mejores fechas serían diciembre, el día del amor, el día de la madre y el día de la flor amarilla».
Misma opinión tiene Cristian Pardo, quien trabaja en uno de los locales que conforman la pérgola al costado del cementerio municipal de La Antena, en La Serena.
«Es una de las fechas que nos afirma como negocio, teniendo en cuenta que hay fechas malas, así que esto debe representar el 40% de los ingresos como floristas del año».
Trabajo familiar
Cristian, quien dice hablar en nombre de su abuela Alicia Guerrero, una de las primeras floristas de la pérgola del cementerio municipal de La Antena, explica que son cuatro familias las que tienen sus locales en ese espacio, traspasando generacionalmente el rubro.
«Son cuatro familias con historia, alrededor de tres generaciones por familia que están en este negocio, que es muy sacrificado, ya que se trabaja de lunes a lunes».
Así lo afirma también Sebastián Urrutia, quien quedó a cargo de otro de los locales de la pérgola luego de que su abuela se jubilara. Dice que ha renombrado el local como La Sorella, que hay toda una preparación para estas fechas y que se trabaja harto, «pues esta semana he dormido 2 horas diarias, porque hay que estar haciendo los ramos, yendo a buscar más flores, trabajar en la casa…».
El efecto de la sequía
Paradójicamente, no todo es color de rosa. El rubro de las flores también se ha visto afectado por la sequía, lo que ha provocado que algunas especies dejen de verse, además de una preferencia por importar en lugar de elegir proveedores locales.
«Hay poco proveedor en la región por el problema de la sequía, entonces las flores chicas, el estate y el clavel, que requieren mucha agua, no salen a cuenta. Lo que es el crisantemo, por ejemplo, ya desapareció», explica el nuevo administrador de La Sorella, quien agrega que como alternativa se ha optado por flores de procedencia extranjera, «por cuanto el costo de la importación es más barato».