Un reporte de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), fechado el 18 de mayo, cifra en 104 los dispensadores automatizados de dinero que se encuentran fuera de servicio en la región, de un total de 314. Esto significa que la tercera parte de esta clase de equipamientos, de tanta importancia en la actualidad, no está cumpliendo su labor.
La cifra es considerablemente mayor que el promedio nacional, en donde se registra un 17% de cajeros automáticos fuera de servicio (sumando un total de 820 aparatos), y pone una nota de alerta ante la perspectiva de un fin de semana extendido –debido al feriado de mañana jueves–, y por tanto con población flotante y mayor actividad comercial, sin un abastecimiento expedito de dinero efectivo.
El reporte de la SBIF especifica que en la Región de Coquimbo hay 58 cajeros automáticos sin funcionamiento por falta de dinero, de los cuales uno se encuentra dentro de una sucursal bancaria y 57 se emplazan en otros sitios, desde bombas de bencina hasta locales comerciales de cualquier tipo. La causa más probable para esta situación es la huelga que mantienen desde el 8 de mayo los trabajadores de las empresas de transporte de valores Prosegur y Brinks, las más grandes del mercado.
A lo anterior se suman otros 46 dispensadores fuera de servicio por fallas técnicas, lo cual –por lógica– implica que no han recibido el mantenimiento necesario para ser rehabilitados.
Múltiples trastornos
La paralización de Brinks y Prosegur ha impactado en toda clase de actividades que requieren del transporte de grandes sumas de dinero, incluyendo el pago de pensiones y el abastecimiento para sucursales bancarias, plazas de pago de beneficios sociales e instituciones financieras del más diverso tipo.
La emergencia llevó a que la SBIF autorizara a los bancos a extender el horario de las sucursales y abrirlas en días feriados y fines de semana, en caso de considerarse necesario. Algo que, hasta ahora, no ha ocurrido.