Vecinos aseguran que las balaceras, las guerras de bandas y los ajustes de cuentas, son cosa de todos los días y que la gente tiene temor a salir a la calle.
Piden que la autoridad intervenga, de lo contrario en cualquier momento tendrán que lamentar la muerte de personas inocentes.
Desde Seguridad Pública, en tanto, señalan que están trabajando permanentemente con la comunidad y el municipio.
La violencia atacó una vez más. Era viernes por la tarde, a eso de las 17.00 horas, cuando la tranquilidad se vio interrumpida, debido, nada más y nada menos, que a una balacera. El hecho tenía lugar en el pasaje Castro, donde un joven de 22 años de nacionalidad venezolana, quien se encuentra de manera irregular en el país, se encontraba parado en una esquina del pasaje.
Sin que nadie pudiera preverlo, de golpe el ciudadano extranjero fue interceptado por un automóvil, que se ubicó justo delante de él y uno de sus ocupantes realizó varios disparos, evidentemente con la intención de dar muerte al sujeto, algo que por poco no lograron.
Tras perpetrar los disparos, los individuos que iban a bordo del automóvil, que serían a lo menos dos, se dieron rápidamente a la fuga, dejando a la víctima en el suelo. Fueron los propios vecinos del sector los que, al presenciar los hechos, llamaron a personal del SAMU, quienes trasladaron al herido hasta el servicio de Urgencias del Hospital San Pablo de Coquimbo, donde pudo ser estabilizado, pero permanece en riesgo vital.
En lo policial, desde la Brigada de Homicidios siguen indagando las posibles causas del ilícito e intentando dar con él o los autores de este homicidio frustrado, pero en lo humano y lo social, generó miedo, rabia e impotencia entre los vecinos. Así lo remarcó el dirigente vecinal José Miguel Verdugo, quien vive justo en frente de donde ocurrieron los hechos. «Esto es muy preocupante. El último hecho pasó justo en el pasaje donde yo crecí, que ahora está tomado por la delincuencia. Se nos está privando del derecho de vivir en paz. Creo que las autoridades deberían priorizar bien dónde se pone el foco en cuanto a seguridad, y ver lo que sucede en Tierras Blancas, donde somos más de 110 mil habitantes y el contingente policial que tenemos no da abasto. ¿Qué vamos a esperar, que haya más muertos?», manifestó Verdugo.
«El tema de los migrantes ya se descontroló. Hay mucha gente que viene a trabajar, no tengo dudas de eso, pero hay otros que viene a cometer delitos, y de manera organizada. Y claro, a ellos se suman chilenos también. Entonces, estamos ante un escenario muy complejo de resolver», sentenció.
Para Eduardo Miguel, otro dirigente vecinal, el asunto es triste, pues «los niños ya no pueden jugar en la calle», como en algún momento lo hacían. «La delincuencia se desató, la gente tiene miedo de salir de la casa, porque los malandrines están en cualquier lugar y atacan a toda hora. No respetan nada».
Es categórico al señalar que el tráfico de drogas es el principal causante de los crímenes y los actos delictuales, ya que es común ver ajustes de cuentas, peleas y balaceras en distintos sectores de Tierras Blancas. «La gente se acerca a mí para pedirme que hagamos algo, pero es muy complejo, porque estamos en presencia de bandas organizadas y muy peligrosas. Carabineros, creo, hace lo que está a su alcance, pero el tema ya nos superó».
Desde Seguridad Pública, el coordinador regional Abel Lizama señaló que están en coordinación constante con el municipio y los vecinos para mejorar la seguridad. «La coordinación desde la Subsecretaría de Prevención del delito es constante con el municipio y los vecinos para colaborar en todas las acciones que se desarrollen desde las organizaciones sociales, a través, por ejemplo, de la demanda espontánea, la cual nos permite conocer y visibilizar los problemas que les aquejan», puntualizó Lizama.
