Carpistas en situación de calle molestan en la entrada del recinto. Todo a un mes de la fiesta más grande de Chile en el 18 de septiembre.
El feriado dio la paz a una serie de familias que disfrutaron el día libre en el majestuoso paisaje del parque.
Lugar que dentro de un mes más recibirá a más de 100 mil personas, entre habitantes de la región, otros de Chile entero y turistas del mundo. Las lluvias del sistema frontal dejaron a los terrenos marcados con tiza rodeados de pasto verde, que brotó en un espacio histórico marcado por la sequía.
Sin embargo, la fiesta más importante en el marco de las fiestas patrias sigue teniendo algunos problemas, que suben de tono cada vez y con mayor intensidad.
Pero es detrás del muro de la Pampilla, donde está la boletería, en calle Buen Pastor con Prat, que los tipos ligados al malvivir hacen de las suyas. El reclamo de dirigentes hace referencia a que son generalmente alcohólicos o drogadictos, los que desde hace un tiempo están instalados con carpas. Harían sus vidas en esos espacios sagrados que pronto veremos llenos de luces y cintas, donde el entusiasmo reina.
Videos dan cuenta como lavan su ropa y la cuelgan en la reja que rodea la fachada de la Pampilla
A comienzos de esta semana llegaron carabineros al sector, tras el grito en el cielo que puso la junta de vecinos, quienes temen que estas fiscalizaciones sean solo en estas fechas, pues durante el año no pasa nadie a controlar, reclaman.
Es un tema complejo que incluso tiene divididos a los vecinos. Y es que en noches frías, cuando las heladas son insoportables, estas personas darían lástima a buenos samaritanos, que les llevan café y comida, además de frazadas para taparse. Esto provoca el choque con la gente que no los quiere allí, y es que a pesar de empatizar con no tener un techo donde cubrirse de la lluvia, por ejemplo, la comunidad ya estaría colapsada, sobre todo en cuanto a la salud mental, de tanto pasar malos ratos con esta gente.
«Estarían sacando a esa gente por el tema que se viene la fiesta de la Pampilla, pero después van a regresar a esa boletería», señala una vecina que prefiere no dar su nombre.
Caber recordar que esa entrada no ha sido usada como boletería en las últimas ediciones de la Pampilla, por eso quieren cambios.
Aseguran que lo mejor que podrían escuchar por estas horas, es que se cierre y «pongan un muro de cemento, porque estas personas no se van a ir mientras no cierren como corresponde», agrega la mujer.
Piden que no lo hagan con metal ni con fierro, sino que con un muro, porque de verdad ya están tendiendo ropa, están lavando como Pedro por su casa.
El concejal de Coquimbo, Guido Hernández, fue al terreno y acusa supuesto abandono del recinto. Es sin duda el lugar más importante para muchos de los vecinos de Coquimbo, y vemos que el alcalde queda solo en palabras, asumió desde un comienzo que la Pampilla es un parque, esa frase la repite siempre, pero no se condice con el cuidado del lugar», acota el también candidato a jefe comunal.
Los flancos abiertos, como los lugares donde pasan gratis y evitan pagar entrada, siguen dando que hablar.
El tema de los vagos tomándose las boletería llegó al punto de que hace unos meses intentaron quemar una persona, quedó la marca del hecho policial,
«El día de la Pampilla de los niños estaba lleno, uno espera que este lugar esté así siempre, le pedí al alcalde un plan de cómo echar a andar el parque de una vez y que no quede solo en palabras, mi miedo es que pasará septiembre de este año y el abandono de la Pampilla continuará», dijo el candidato de Amarillos a la alcaldía porteña.