Falta de plantillas en braille y dificultades con el acceso a mesas de votación en los segundos pisos, encienden las alarmas con las medidas de inserción.
Como ya es costumbre en los procesos electorales en nuestro país, se han llevado a cabo medidas para facilitar que todas las personas puedan ejercer su derecho a voto, especialmente aquellos en situación de discapacidad o adultos mayores que tengan movilidad reducida.
Además del voto asistido, se comentó la implementación de una plantilla de voto en braille y la plataforma «Visor», que el SERVEL ha habilitado para asistir a las personas con discapacidad auditiva.
La experiencia
del voto asistido
Más allá del porcentaje que comentó el director de Senadis, hay casos como el de Magdalena Vásquez, de 68 años, quien, a horas de realizar su cuarta votación asistida, asegura que «siempre he ido a votar».
Su hija María Zamora es quien la asiste en las votaciones y valora la medida.
«No he tenido dificultad para ir a votar, porque a pesar de que estén las filas enormes, a ella la hacen pasar, le dan prioridad. Mi mami se cayó y perdió un poco de movilidad después de la pandemia. Se cayó reiteradas veces y de ahí mi mamá no pudo dar pasos».
Ya en la práctica, durante la primera jornada de este periodo de elecciones de dos días, si bien en cada caso se buscaron las maneras de que todas las personas puedan votar, no faltaron los problemas.
Uno de los casos a comentar es el de Katherine Marchant, quien, tras nacer prematura, se le descubrió la ceguera a los 5 meses. «Descubrieron que era ciega a los cinco meses de nacida, pues no apreciaba las cosas, no fijaba la vista cuando me decían, ‘mira, un caballito…’».
Katherine, quien sufragó este sábado con la ayuda de su madre, comentó que recibió una muy buena atención por parte de los vocales, quienes le permitieron tener paso preferencial.
«Fui a votar con mi mamá y mi vecina. La atención fue buena, puesto que la chica que era vocal de mesa me atendió súper bien, ya que nos ayudó con el paso preferencial y llegamos al tiro a la mesa».
Lamentablemente, al preguntar por la plantilla en braille, Katherine encontró una respuesta negativa, y es que sin mayor explicación le dijeron que no tenían el voto que, se supone, se habría habilitado para casos como el de ella.
«Consulté si tenían el voto en braille y no lo tenían, tampoco entregaron una explicación».
Lo peor es que no sería la primera vez, como afirma Katherine, quien ha tenido experiencias en diferentes locales de votación. «Algunas veces sí tenían el voto, pero había que pedirlo, o no lo tenían, pero al menos daban alguna explicación».