Hombre de 64 años enfrenta la soledad en la Parte Alta de Coquimbo

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A pesar de ser un vecino querido en la Parte alta de Coquimbo, este hombre ha sido víctima de estafas y desatención, dejando su futuro en una situación incierta. La falta de servicios básicos en una época llena de camionetas de lujos, de viajes, y otros lujitos sin sentido.

Segundo Alvarado es un hombre de avanzada edad con muchas dificultades, vive una situación compleja, ya que lleva años enfrentando la soledad y la falta de apoyo, recibiendo ayuda únicamente de algunos de sus vecinos. Con problemas de movilidad reducida y en sus manos, se le complica realizar sus actividades cotidianas, dependiendo de ayudas que cada vez son más escasas.
Segundo (64) es muy conocido en su barrio. Los vecinos de calle Alcalde, de la comuna puerto, dicen tenerle un gran afecto, es habitual verlo sentado en un sillón frente a su casa, escuchando su radio y disfrutando de una botellita de ron.
Sin embargo, ha compartido su lamentable situación con este medio, revelando que vive solo y carece de acceso a servicios básicos, como agua y luz, desde hace mucho tiempo.
«Desde 1983 que vivo acá, he visto cómo ha ido cambiando el barrio, pero ahora la mayoría son vecinos de hace años, personas de edad que son mis amigos(…) ellos me regalan mi ropa, yo no tengo nada más que lo que me ve puesto, incluso esta chaqueta que llevo puesta, me la regaló un amigo, pero estoy cansado de siempre estar dependiendo de la ayuda de los demás», comentó Segundo.
El, con un profunda tristeza, recordó que cuando él podía trabajar se desempeñaba como ayudante en la feria, ahorrando algún dinero de vez en cuando, «en la pandemia, cuando estuvo disponible el retiro de los fondos previsionales en la AFP, me estafaron mis propias hijas (…) un día llegaron con un caballero y unos papeles, me hicieron leso, confiadamente firmé y me quitaron toda mi platita, eran como 2 millones, después de eso no las vi nunca más», señaló.
Tristemente pareciera que el panorama no mejora, ya que hace unos días fue notificado por no ir a votar en las elecciones, un carta que no ha querido abrir porque lo ve como una burla, «no recibo ayuda de nadie, el municipio no se acuerda que existo, pero cuando se trata de plata, ahí vienen y más encima me amenazan(…) yo no puedo casi moverme, no tengo celular ni nada de tecnología, es imposible para mi hacer esos trámites en mi condición», comentó con indignación.
El destino es desolador para Segundo, quien dice que prefiere no pensar en lo que se le viene por delante, pero está completamente seguro que esperar «la asistente social que ha venido un par de veces a verme, pero no me toma en cuenta, habla con un familiar que no me ayuda en nada(…) están esperando que me jubile y con esa plata pagarme un hogar o algo así, para quedarse con la casa y hacer de cuenta que no existo», dijo el hombre entre algunas lágrimas que se le escapaban de los ojos.

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