En La Serena, casas de notable valor patrimonial se encuentran «desprotegidas» y muchas ya han sucumbido. Otras continúan faltas de mantenimiento.
El centro de La Serena volvió a sufrir los embates de la desidia. Porque casi se ha vuelto costumbre que varias casas con las que cuenta el Casco Histórico sufran algún revés, en muchas ocasiones por nada.
Esta vez fue en calle Vicuña, esquina Gandarillas, cuando ayer el frontis de una vivienda de segundo piso se vino abajo, a eso de las 8 de la mañana, como cuenta una familiar de la dueña.
Ya para el terremoto del 2019 fue dañada, pero se hizo la evaluación y salió beneficiada con un proyecto de Serviu en una resolución para poder arreglar el Casco Histórico. Sin embargo, reconoce Elena, ese proyecto quedó en nada.
«Se trabajó con arquitectos, se aprobaron los proyectos, y cuando empezaron los trabajos, Serviu nos llamó para decir que el proyecto no iba porque la persona tenía más propiedades, cuando era para reconstruir precisamente el Casco Histórico».
Reconoce que han realizado todas las consultas, «y hace un mes que nos mandaron el último correo, diciéndonos que ya no iba el proyecto y ahora vemos que la propiedad terminó así…».
Estancados
El incendio del año pasado en una casona a solo metros de ahí, en la misma calle, volvió a dejar en evidencia no solo el daño estructural que tienen estas viviendas, algunas con más de cien años, sino también las trabas y el lento proceso de restauración.
Basta una lluvia, un sismo o un incendio, para sacar a la luz lo complejo que es vivir en ellas.
«Lamentablemente no pudimos hacer nada, porque ser parte del Casco Histórico te prohíbe alterar la fachada, pese a que este plan está aprobado por Monumentos Nacionales. Teníamos la confianza de que se haría el trabajo con todos los permisos, pero se nos negó desde que empezaron a indagar que la dueña tenía otras propiedades. Pero, sabe, eso de las propiedades es desde un principio, no es que aparecieron ahora y el arreglo era una parte de la casa, de la que se cayó, no completa».
Hace más de un año que ya no hay gente viviendo, «y la dejamos por lo mismo, debido a los temblores. Por suerte no venía pasando nadie, pero se veía venir, porque incluso el ruido de los autos hace que la casa retumbe».
Respecto a qué es lo que pasará con el domicilio, explica que están estancados, «aunque vamos a tener que indagar y preguntar qué es lo que puede pasar más adelante. Del municipio tampoco hemos recibido ayuda».
Si bien dice que es la primera vez que se cae parte de la vivienda, «los temblores, los que han sido muy fuertes, la han dañado harto».