Vecinos acusan una delincuencia desenfrenada que está afectando gravemente la calidad de vida de los habitantes del borde costero de Peñuelas, uno de los lugares de veraneo más clásicos. Se ha cuestionado en la zona el deterioro del sector y demandan acciones efectivas por parte de las autoridades.

En el sector de Peñuelas, en Coquimbo, los vecinos han izado banderas negras en los postes como símbolo de protesta. Expresan su descontento y frustración por sentirse abandonados por las autoridades locales ante una creciente ola de delincuencia que los acecha.

Según testimonios de los vecinos, hace aproximadamente tres años se instalaron nuevos residentes en un sector que fue tomado de manera irregular. Esta usurpación de terrenos ha dado lugar a una serie de problemas que están empeorando la zona y comprometiendo la seguridad de los residentes.

Un equipo de Diario La Región llegó al lugar, donde hablamos con una de las vecinas más antiguas del barrio. Señala su indignación al ver que la población donde ha vivido toda su vida va de mal en peor.

«Pareciera que la droga se vende como pan caliente, porque acá a cada rato pasan motos que vienen a entregar paquetes, hay más delivery qué restaurantes (…) desde hace más de tres años venimos exigiendo mayor seguridad, son años que llevamos luchando por ser escuchados, he mandado cartas que hasta el día de hoy aún no tienen respuesta», comentó urgida.

Relatan todo tipo de cosas, desde tráfico hasta robos de vehículos. Hay múltiples diagnósticos y teorías sobre como un lugar turístico simplemente se «echó a perder». Otras voces dicen incluso que la Junta de vecinos del sector como que de cierta forma protegía a los nuevos residentes que llegaron de Santiago y que venderían droga y trago clandestinamente.

Los propietarios de restaurantes y del sector turístico también se han visto perjudicados, lo que agrava más la situación, que genera preocupación en la comunidad.

«Acá han intentado robar los autos que uno estaciona fuera de la casa, a un vecino le robaron la camioneta y la recuperó a los días después, toda chocada, en la Parte Alta(..) los turistas y arrendatarios que siempre venían durante los veranos, ahora nos han dicho que dudan en venir porque les da miedo que los puedan asaltar o pasarles una desgracia», señaló la vecina.

A pasos de los locales de comida, está esta toma, donde viven una decena de familias. Según dicen acá, se ven todo tipo situaciones alejadas del buen vivir. Las zapatillas colgadas en lo cables manchan lo que era antes un barrio incluso catalogado entre los sectores más acomodados.

El impacto que ha generado la presencia de actos delictivos, atenta en la vida cotidiana de un Peñuelas que es expuesta siempre como uno de los lugares imperdibles en diciembre, enero y febrero. Por estas fechas son cientos las pautas de prensa donde se lanzan las actividades del verano, pues es ahora donde necesitarían ayuda, sobre todo con el periodo estival a la vuelta de la esquina.

Es la economía local del sector la que también reclama, con restaurantes desde los más pitucos a los humildes con la misma sensación.

«Antes este lugar era un barrio tranquilo, de pura gente buena, ahora con las personas que llegaron, también llegó la delincuencia, la droga y la inseguridad al sector(…) este problema igual está afectando a los trabajadores de los locales, de hecho, hace un tiempo a un colombiano que trabajaba allí se le encontró ahorcado por el mismo tema».

En ese contexto, vecinos desesperados hacen un llamado a la autoridad local para que tomen cartas en el asunto.

«Queremos que de alguna manera ellos se vayan de acá, porque están poniendo en peligro la población(…) el peligro es aún mayor en las noches, cuando no dejan dormir con el desfile de autos que tienen y el ruido que hacen las fiestas, donde llegan personas de todos lados», sentenciaron.

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