Don Héctor Narváez es adulto mayor de 75 años. Trabaja de cuidador en un estaciamiento del centro de Coquimbo.

Por Waldo Gutiérrez

Ya está matriculado para estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad del Alba en La Serena, donde estudiará gracias a una beca.

Su mayor anhelo, al menos, es «aprender lo suficiente para ayudar a los animalitos», reflexionó con Diario La Región, donde contamos su historia la primera semana de diciembre cuando se alistaba para dar el examen de Matemáticas.

En Portales con O´Higgins se gana los pesos para ubicar los autos que repletan el centro. Luego de completar su educación media el cual festejó a lo crack, decidió hacer prueba de selección universitaria con el objetivo de entrar a la U, de ser un mechón, cuestión impensada para muchos.

«Lamentablemente, por temas económicos para mi familia era imposible que yo terminara de estudiar humanidades, hace sesenta años atrás la pobreza era mucho más cruda que la que vive en estos tiempos(…) pero ahora, que me estoy haciendo cargo de muchos perritos que he ido recogiendo de la calle, necesito aprender para tenerlos bien cuidados», comentó el adulto mayor.

Es humilde pero de corazón gigante. Pero tiene sus cositas y promete no achicarse en las aulas. No va sin conocimientos a enfrentar a profesores y compañeros, no es cualquiera. Es un gran tipo.

«Mucha gente te califica por cómo te vistes, así como me ve, se hablar un poco de alemán y japonés, además puedo comunicarme fluidamente en inglés (…) cuando fui dueño de un popular restaurant en La Serena, tomé un curso de inglés y después fui haciendo otros cursos que se impartían gratuitamente, a todos estos llegue por curiosidad al escuchar un idioma que no conocía»

Creció en Domeyko. A los ocho años vendía pan en las calles de La Serena y posteriormente trabajó en distintos oficios. Pero su amor a los animales le tenía esta espinita clavada, de lograr ser profesional. En el puerto está llenó de perritos callejeros que los ve a diario, se conmueve. En ese contexto quiere dar el batacazo universitario.

Sobre su nuevo desafío, Narváez declaró hace algunos días que «ojalá la luz y el sol me alumbren. Al menos voy a saber cómo darle un remedio si un perro está enfermo Los animales son nuestros hermanos, ellos no hablan, no dicen ‘me duele aquí, me duele allá’. Solo quieren cariño, amor, alguien que los atienda»

«Para mí es difícil, porque trabajo y tengo poco tiempo para estudiar. A veces almuerzo de pie, con la cuchara en la mano porque me llega un auto y tengo que salir corriendo. Y ahora a tener que ir a rendir exámenes en la universidad. Pero voy a ponerle empeño», afirmó el adulto mayor.

De todas maneras, enfatizó que »no busco hacer dinero con esto, solo quiero aprender y ayudar a los animales. No sé si a mi edad alguien me dará trabajo, pero no es lo que me preocupa. Lo importante es hacer algo significativo con el tiempo que tengo».

«Tengo 75, me estaría recibiendo a los 81, 82 años, y entre medio la tesis, o me puedo quedar pegado en un ramo. No busco plata con esto ¿Quién me daría trabajo a los 80 años? Nadie. Además, uno a esta edad ya tiene achaques, pero yo me cuido», concluyó Narváez.

La vida le tiene preparado el último capítulo a don Héctor, de seguro le irá a bien. es exigente consigo mismos. Sus familiares están orgullosos. Te pasaste Héctor, éxito.

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