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Desde la Corporación 16 de Octubre, a cargo del inmueble de calle Colo Colo en La Serena -desde noviembre de 2022-, sin duda, un tema delicado porque también existe la opción de que no se encuentre nada «y que continuemos nuestro trabajo de reconstrucción de la historia del sitio…».
Por René Martínez Rojas
Es inevitable no sentirse extraño al ingresar al sitio de memoria Casa de Piedra, en calle Colo Colo, en La Serena. Saber que en ese espacio hubo dolor, a veces conmueve. Sin embargo, los acontecimientos ahí ocurridos en los años ochenta, luego que el inmueble fuera utilizado como centro de detención y tortura de la infame CNI, hoy llaman a la esperanza, dice Susana López, presidenta de la Corporación Cultural La Serena 16 de Octubre.
Desde agosto de 2022 están a cargo de la administración del inmueble, luego que les fuera entregado por Bienes Nacionales, mismo ministerio que junto a Justicia realizan trabajos con tecnología de punta para determinar si hubo o no intervención humana en el terreno.
Porque cuando les entregan el lugar comienzan a desarrollar este voluntariado para la limpieza del lugar, que estaba muy a maltraer, «y en eso nos encontramos con un corvo, balas, parches de los uniformes de los militares, papeles de la misma gente del regimiento y ahí nos surge la inquietud. Entonces si encontramos esto en la superficie ¿qué es lo que nos podemos encontrar bajo la superficie? Por lo tanto, las posibilidades de que existan vestigios son altas y por eso surge nuestra inquietud, nuestra necesidad», señala.
Retiro de Televisores
Este trabajo inicia con Bienes Nacionales hace un año y medio, cuyo objetivo es periciar o indagar no solo el terreno del inmueble, sino también el sitio aledaño y ver la posibilidad de encontrar restos.
Sí, porque admite Susana que «existe la posibilidad de encontrar posibles restos de detenidos desaparecidos».
Un tema delicado porque realmente existe esa opción «y nos permite de alguna forma despejar dudas con respecto a si podemos encontrar a quienes desaparecieron en dictadura y darle –quizás- la tranquilidad a una o más familias».
Sin embargo, también está la posibilidad de que no se encuentren restos, «y que continuemos nuestro trabajo de reconstrucción de la historia del sitio…», comenta Susana, recordando la operación Retiro de Televisores, una maniobra de la dictadura para remover los cuerpos clandestinamente sepultados y entorpecer la búsqueda tras hallazgos de osamentas en 1978.
Pero teniendo despejada esa inquietud, «se les dará la tranquilidad a otras familias de la región o del país y podemos decirles que en ese espacio sí se hizo una investigación. De ser negativo los resultados se descartará y debemos continuar buscando en otros lugares. Pero ahí ya sabemos y tenemos la certeza de que no vamos a encontrar nada…».
Contribuir a la memoria
Para ellos, sin duda un tema simbólico porque es reconstruir la historia del sitio de memoria, «saber y entender los relatos de gente que pasó por ahí, que fue detenida, torturada y asesinada. Pero igualmente, darle una continuidad a la historia del lugar y saber cómo pudieron acontecer ciertas cosas».
Los trabajos que se realizaron el jueves y viernes a cargo de la consultora Pampamensura, con una maquinaria capaz de detectar anomalías que pueden determinar puntos de interés para posibles excavaciones, «nos hace poner en la palestra tanto a nivel regional y nacional, lo que pasó y de esta manera poder contribuir a la memoria histórica».
Si bien les entregaron un lugar en pésimas condiciones, desde entonces como agrupación han trabajado para darle un vuelco al espacio, primero arreglando sus jardines y, como reconoce, «entregarle un espacio invitando a la comunidad, a los estudiantes de colegios y universidad, porque eso le entrega vida al lugar y también a nosotros para entender que la lucha por los derechos humanos existe y sigue vigente».
Entiende que por un lado existe un profundo dolor saber que personas pudieron llegar a realizar tanto daño, «pero por otro lado nos da la esperanza de que podemos ser un aporte para generaciones futuras».
Susana no sufrió pérdida familiar con el asesinato de 15 personas el 16 de octubre de 1973, lo que precisamente dio el nombre a la corporación, pero sí tiene una relación cercana con la hija de uno de los ejecutados «y una relación cercana con lo que es la violación de los derechos humanos, ya que mi padre fue detenido en dictadura y eso obviamente genera una sensibilidad».