Uno de los hechos de sangre más brutales acontecidos en los últimos años en Coquimbo, entró en su etapa de juicio en el Tribunal Oral de La Serena, proceso en el que el imputado a Carlos Manzano Álvarez, «El Manchado», es acusado del parricidio de su propia madre Benerita Alfaro Adaos, de 64 años, acontecido el 8 de mayo del año pasado en su inmueble de zig zag de calle Lastra con O´Higgins.
El crimen fue el corolario de una mala relación que la víctima tenía con su hijo, debido a su adicción a las drogas como la pasta base, lo que hizo que Benerita Alfaro, le prohibiera entrar a su casa, por su mal comportamiento, entregándole alimento por la puerta de la cocina para que comiera en su pieza, que quedaba en el patio trasero.
Es así que pasado el mediodía del 8 de mayo pasado, Manzano, quien realizaba trabajos como cargador y ayudante de camiones, entre otras labores del rubro transporte, tuvo una nueva discusión con su madre en la cocina de su vivienda, la cual fue subiendo en intensidad hasta que el imputado procedió a golpear a la mujer, para luego tomarla por el cuello con sus manos, estrangulándola y dejarla sin vida.
En su declaración posterior ante la Policía de Investigaciones, PDI, Manzano dijo que no recordaba el episodio, afirmando que había consumido mucho alcohol, «parece que la golpeé con el palo que ella me estaba dando a mí», además dijo que estaba «tomado» y que después de los hechos salió a la calle, compró pasta base para ir a fumar a un terreno eriazo cerca de su casa.
El acusado no prestó ayuda a su madre, sustrayéndole 15 mil pesos para luego darse a la fuga a la calle. Pero cuando transitaba a pie por las cercanías fue visto a las 14:00 horas por un nieto menor de edad de Benerita Alfaro, quien al entrar a su inmueble encontró a su abuela ya sin vida, alertando a sus parientes y vecinos, quienes efectuaron la denuncia ante la Segunda Comisaría.
Una hora después Manzano, quien según pobladores del barrio era de trato amable y que había intentado quitarse la vida meses antes, fue detenido por la policía uniformada, oculto en un terreno desocupado de la misma calle O´Higgins con Garriga, a menos de dos cuadras de su vivienda.
