Gisselle Farías, de 23 años, alumna del Centro Laboral Jean Piaget, es paciente del centro coquimbano desde la edad de 19 años, explicado que su diagnóstico es miopatía muscular, la que en un inicio no le permita hacer movimientos con fluidez con las piernas.
«Acá me hacen ejercicios y con las terapias he estado mejor y gracias a todo eso y gracias Dios, estoy de pie, porque pensé que no iba a mejorar y ahora estoy caminando aunque me cuesta subir una escalera o cualquier subida. Yo antes era normal, corría, saltaba, cuando era chica y ahora no, pero por algo pasan las cosas (lágrimas), pero hay que tirar para arriba no mas».
En diálogo con diario LA REGION, la joven que vive en la Parte Alta de la ciudad puerto, indicó que la atención en la Teletón es integral, porque no solo está enfocada en la parte física, «acá me han ayudado no solo en mi rehabilitación, sino que sicológicamente también, son como tres años de terapias que me ha permitido fortalecer mis piernas, porque tengo una miopatía muscular, y antes yo no podía hacer mis cosas, no podía agacharme o subir escaleras, pero ahora como dije lo pedido hacer».
EL NIÑO ALONSO
Con orgullo y emoción Paulina Valenzuela, habló sobre la evolución que ha tenido su hijo Alonso Cortés, que en octubre cumplirá dos años, ya que ha superado con la ayuda de los profesionales del staff médico de la Teletón, el difícil cuadro de parálisis cerebral con leucomalacia periventricular, con el que nació.
«Alonsito fue un niño prematuro extremo, le faltaron dos meses de gestación y por esa prematurez nació con secuelas y cuando con su papá vimos que no estaba desarrollándose bien, empezamos ha hacerle ejercicios pero no había muchos avances y los médicos nos dijeron que el tenía parálisis cerebral y hace un año ingresamos a la Teletón y ha sanado con la ayuda de los profesionales de la Teletón y para él venir para acá, fue como un despertar, son increíbles los avances que ha tenido y los doctores de acá hacen que trabaje y lo estimulan mucho y por eso la Teletón, para nosotros, es una bendición».
DONAR LO QUE SE PUEDA..
Michael Cortes, padre del pequeño Alonso, apeló al solidaridad de todos los habitantes de la región, para que cooperen con la institución, en vista de que día a día ayudan a dibujar sonrisas en los rostros de los pacientes, al constatar que mejoran de las afecciones que padecen, «pedimos que todos donen lo que puedan o el doble, y como dijo Paulina, para nosotros este centro es una bendición y uno cuando llega viene escéptico, pero eso queda atrás cuando uno ve que los profesionales trabajan con los mas óptimos niveles de calidad, siempre dispuestos a buscar la rehabilitación de los niños y además están siempre abiertos a las consultas de los padres ya que no solo están pendientes de la parte física del niño, sino que buscan una rehabilitación integral como familia».