Carolina Goic es senadora por la Región de Magallanes. Democratacristiana, cumple su primer período en la Cámara Alta luego de ejercer como diputada por el distrito 60.
Esta semana visitó la Región de Coquimbo, participando en el seminario de lanzamiento de una campaña de reducción del uso de bolsas plásticas en la comuna de Coquimbo. Ello por su conocimiento de la experiencia que ya tienen en esta materia los municipios de su región, la cual derivó en la formulación de una propuesta legislativa de “Patagonia Sin Bolsas”.
-Entre otras comisiones en el Senado, usted integra la de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura. Hay sectores que exigen la derogación de la Ley de Pesca, apodada “Ley Longueira”, por favorecer a siete grandes empresas con cerca del 90% de las capturas, pero además porque se ha descubierto que algunos de los parlamentarios que la aprobaron y defendieron en su momento, recibieron dinero de una de esas empresas. ¿Qué hay que hacer, a su juicio?
Yo fui muy crítica, como diputada, cuando nos tocó la discusión de la ley, e incluso rechacé la idea de legislar. Básicamente, quedó al debe en cómo generar mayor competencia en este sector. Ahora, la posibilidad de derogar significa quedar sin nada, tiene que haber una regulación. Lo que hemos planteado en la Comisión de Pesca es estudiar en profundidad la ley, en forma dialogante, con los actores involucrados, como los pescadores artesanales. Un proceso participativo, en el territorio, que ojalá incorpore a los legisladores.
Y a la par, avanzar decididamente en una agenda de fortalecimiento de la pesca artesanal. Tenemos pendiente la tramitación del Instituto de Apoyo a la Pesca Artesanal, el Inpesca, que se conoce como “el Indap pesquero”, y uno ve que, respecto del Indap, tiene un 10% del financiamiento, más bien lo que hace es juntar los fondos que hoy existen para apoyo a la pesca artesanal, pero no tiene recursos adicionales. No tiene capacidad de otorgar crédito directo, incluso la asesoría técnica se externaliza. No podemos tener una institución que sea sólo el nombre y el director.
-¿Cómo piensan conducir este debate, para que lleve a algo mejor que lo que tenemos? Mal que mal, la Ley de Pesca contiene algunos elementos considerados como muy positivos. Y además, evitando la sospecha de una intervención indebida de las grandes empresas.
Hay cosas positivas en la ley: lo que avanzamos en cuanto a sustentabilidad, el rol de los comités científico técnicos, porque las cantidades de recursos y las cuotas de pesca no pueden quedar en la decisión de la autoridad política. No se trata de derogar y decir que todo está malo, sino que definamos en conjunto cuáles son los aspectos a revisar.
Y sobre cómo cerramos el espacio para posibles intervenciones de la industria, del dinero, para eso es muy importante abrir espacios de participación, que ese proceso se haga de cara a los actores involucrados, en el territorio, un proceso abierto, no puede ser sólo un debate en el Congreso.
-¿Usted es partidaria de eliminar las artes de pesca que implican arrastre?
Sí, ese es también un tema que quedó pendiente. Hay un compromiso de ir progresivamente eliminando la pesca de arrastre, por el efecto que tiene.
-Aquí en nuestra región se concentra la mayor parte de pesca de crustáceos en Chile. Las plantas que trabajan en ese ámbito son mayoritariamente medianas y pequeñas. Esa pesquería usa arrastre. Los crustaceros señalan que no se puede pescar de otra manera especies como el langostino amarillo o el camarón, y han planteado que si se prohíbe el arrastre se termina el rubro.
¿En qué quedan ellos?
Yo soy parlamentaria en una región que tiene una realidad distinta a esta. En el extremo sur se ven los efectos que ha tenido el arrastre, y es distinto de lo que pasa en la zona norte u otras. Si hay un criterio fundamental para estas decisiones es tomar en cuenta las realidades regionales, eso tiene que estar sobre la mesa.