Las cuatro embarcaciones retiradas desde la Avenida Costanera de Coquimbo en este mes, tras quedar sobre esa arteria al ser arrastradas por el tsunami del 16S, que corresponden al Polux, Lonquimay, Isla Picton e Isla Orcas, pertenecientes a empresas y empresarios de la Asociación de Industriales Pesqueros de la IV Región, AIP, realizan la extracción de crustáceos junto al otro navío artesanal de mayor calado que también fue desvarado el Trauwün I.
Entre las características más destacadas de los navíos que laboran con redes de arrastre está su largo o eslora que llega a los 22 metros y un ancho o manga de unos 7 metros, mientras que su peso en promedio es de las 180 toneladas salvo el caso del Trauwün I, que pesa 80 toneladas y cuya eslora es de 17,46 metros con una manga de 6 metros.
Estas naves surten a cuatro plantas industriales elaboradoras de productos del mar de Coquimbo que corresponden a Bracpesca, Antartic Seafoods, Rymar y Guidomar, todas integrantes de la AIP y a plantas locales de microempresarios.
Sus historias
Los pesqueros Lonquimay y el Polux pertenecen al empresario de la zona Guillermo Donoso, que en la década de 1990 decidió adquirir su primera embarcación, para dejar de comprar productos marinos a intermediarios.
Luego en 1991, Donoso, compró al Lonquimay ya usado, el que fue izado por la grúa Manitowoc 18.000 de la empresa Tecnogrúas, desde la Costanera el domingo pasado, mientras que el Polux fue puesto nuevamente en el mar el lunes 19, el que también adquirió usado a otra pesquera.
En el caso de la Trauwün I, que fue retirado el lunes, cuyo nombre en el idioma mapudungún significa reencuentro, es de propiedad del armador artesanal del barrio Baquedano Eric Aravena, que en esa población perdió, a raíz del tsunami, el inmueble y vehículos de la pequeña empresa de transportes de su propiedad.
El Trauwün I fue construido en el año 2000, con recursos propios de Aravena, y entró en operaciones a partir del 2003.
La última travesía del Trauwün I fue el 31 de agosto, desde Quintero a Coquimbo, para entrar en receso debido a la entrada en vigencia de la veda de crustáceos a nivel nacional a contar del 1 de septiembre.
El último de los navíos que volvió al mar en la tarde de este martes fue el Isla Picton, de la empresa pesquera coquimbana Antartic Sea Food, cuyo encargado de flota, Luis Muñoz, relató a Diario LA REGIÓN los pormenores de los trabajos para permitir que volviera a flotar sin riesgos.
«Este barco pesa aproximadamente 100 toneladas, pero alivianamos el peso para que lo izara la grúa, sacamos el agua interna, las grúas, portalones, las redes y así aliviamos como tres toneladas».
En el caso de las refacciones que debieron realizar en el área del casco del navío, Muñoz dijo que «tuvimos que reparar la hélice y un transductor que eran los daños más grandes que tuvo el barco al encallar y la autoridad marítima nos autorizó sin problemas los arreglos».
Consultado por la situación del 16S, el encargado de flota manifestó que fue una desagradable sorpresa encontrar al Isla Picton en tierra al día siguiente. «Yo llegué a las 5 del día 17 y nunca pensé que algo así podía ocurrir con el mar porque esos barcos son tremendos y cuando llegamos y lo vimos acá arriba del puerto, quedamos para adentro y el contenedor de oficinas también salió flotando y quedó cerca de la calle».