Nuevamente el Colegio Médico regional y el Servicio de Salud Coquimbo aparecen enfrentados públicamente, esta vez debido al estado de la torre antigua del Hospital de Coquimbo, la cual sufrió daños durante el terremoto del 16 de septiembre. Desde esa fecha fueron evacuados todos los boxes destinados a atención de pacientes y sólo funcionan el archivo de fichas clínicas y la lavandería, mientras que las asociaciones de funcionarios insisten en que el edificio presenta daño estructural y, por ende, no debe seguirse utilizando.
El presidente regional de la orden médica, Jaime Bastidas, declaró que se había filtrado el resultado de uno de los informes técnicos solicitados por el Servicio de Salud para dicha torre, elaborado por el ingeniero civil Rubén Boroschek, un reconocido experto en construcción sismorresistente.
“El informe del señor Boroschek dice que el hospital, en la parte de la torre antigua, tiene daño estructural y la sugerencia de él es que no se vuelva a ocupar, porque perdió su funcionalidad. Nosotros seguimos escuchando a la ministra (de Salud, Carmen Castillo) que ella quiere volver a ocupar la torre”, dijo el facultativo, fustigando el hecho de que este documento estuviera en manos del Servicio de Salud desde el 5 de octubre, sin que se haya usado esta información de ninguna forma. Esto último pese que faltan otras pericias por completar, incluyendo un escaneo a las estructuras principales ejecutado por la Universidad de Chile.
Bastidas lamentó la difícil condición del centro asistencial porteño, que ha sido reforzado temporalmente por un hospital de campaña del Ejército, medida que, sin embargo, se extendería como máximo hasta el 30 de enero.
“El hospital está en una situación compleja. Hay un proyecto de largo plazo (la normalización del centro asistencial) que, en el mejor de los casos, se debiera concretar entre seis y ocho años. Lo que nos preocupa es el período intermedio, en que hay dependencias que no se están reponiendo. El dibujo actual habla de 26 camas menos, menos boxes de atención, cuatro pabellones que van a estar como mínimo un año sin funcionar. Eso va a provocar un retraso en la atención de la gente, alargamiento de las listas de espera”, manifestó. Por lo mismo, urgió a las autoridades a comprar o arrendar dependencias modulares, que permitan al menos mantener el nivel de prestaciones hasta que se construya algo definitivo.