Nunca es tarde para aprender y estudiar, es la motivación que tuvieron jóvenes y adultos, ya sea chilenos o inmigrantes residentes en la región, vivencias que traspasaron en una emotiva ceremonia de entrega de diplomas de participación del Programa Gratuito de Alfabetización “Contigo Aprendo” del Ministerio de Educación, en la provincia de Elqui, acto realizado en la Secretaría Regional Ministerial de Educación en La Serena.
En la región participaron 388 estudiantes, beneficiarios de esta alternativa educativa gratuita para todas las personas mayores de 15 años, que nunca fueron a la escuela o asistieron menos de cuatros años a ella. El programa Contigo Aprendo permite aprender a leer, a escribir, realizar operaciones matemáticas y encontrar un espacio de socialización. Se inició en 2003, y después de cuatro años de interrupción en el gobierno anterior, se volvió a incorporar en las políticas de la educación de adultos en el actual gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, para dar oportunidades de completar sus estudios a personas jóvenes y adultas que por distintas razones vieron interrumpida su trayectoria educativa.
Así lo destacó, el Seremi de Educación Pedro Esparza “queremos ampliar las posibilidades para todas las personas, no sólo para que aprendan a leer o mejoren sus técnicas de lectura, sino que lean mejor el mundo, que significa entenderse los unos con los otros, actuar de manera mancomunada, entender que la diversidad es una riqueza dentro de los grupos humanos. Veo a personas de 60 ó 70 años que han hecho un tremendo esfuerzo por mejorar su capacidad de lectura y aprendizaje. Y además a ese grupo se agrega un contingente de compatriotas haitianos, porque su origen es haitiano, pero son compatriotas, que se insertan y enriquecen la cultura y la característica de nuestro país. Refleja muy bien todo lo que estamos haciendo por un Chile mejor, en el contexto de la Reforma Educacional”.
En la provincia de Elqui participaron 175 estudiantes, entre 15 y 80 años de las comunas de La Serena, La Higuera, Coquimbo, Andacollo, Vicuña y Paihuano. Uno de los alumnos inmigrantes fue Valmy Ogeris, quien relata que llegó a Chile, “porque tengo mi familia acá, una cuñada, cuñado y primos. Me invitaron a visitarlos, me gustó y quedé en Chile. Tengo a mi señora y a un niño. Un día trabajaba y me encontré a la señora Pilar, ella me invita a un colegio para enseñar a hablar y escribir. Yo vivo en Las Compañías. Aprendí poquito en 6 meses, por eso, quiero seguir estudiando”.
La monitora de Valmy fue Pilar Castañeda, con 4 años en el programa, “lo hago porque son rosas para mi madre fallecida. Es lo que le hubiera gustado, que yo hiciera. Soy asistente de la educación en el Liceo Jorge Alessandri. Vi que había mucha necesidad de alfabetización. Años anteriores eran entre 7 a 10 alumnos, ahora fueron 25, como regalo del cielo. Con los inmigrantes ha sido un poco difícil el idioma, pero manejo un poquito el francés y con eso tratábamos de entendernos. Recomendaría ser monitora del Contigo Aprendo, pero que sea una persona comprometida”.
Para la alumna Fresia Marambio de Andacollo “fue una experiencia muy bonita, porque llegué hasta 5° básico. Antes no se podía seguir los estudios porque a los papás no les alcanzaba. Doy las gracias a la señorita Cecilia (monitora) de darme la oportunidad de seguir estudiando y ser alguien más adelante. Ahora se necesita el 4° medio o cursos más altos para llegar a una empresa. Yo quiero seguir, mis hijas y mi familia me dicen, mamá usted puede, tú puedes”.
La monitora de Fresia fue Cecilia Aguirre, quien afirmó que “me fascina enseñar, soy profesora. Seguí en la senda de educar. Es fantástico poder dar la oportunidad a personas que tuvieron dificultades de estudiar cuando jóvenes y ahora que son mayores se les brinda esta oportunidad, es realmente maravilloso. No sólo a personas adultas, hay jóvenes que no pudieron seguir sus estudios y ahora pueden hacerlo. Ser monitora es entregar amor, cariño, por alguien que va a aprender y reconforta toda la vida”.
Los grupos fueron liderados por monitores y monitoras, previamente capacitados por el Ministerio de Educación, los cuales en un gesto voluntario y solidario ayudan a sus vecinos, amistades o conocidos en la tarea de aprender.
Las clases se realizaron entre mayo y noviembre, con 7 horas semanales, en sedes vecinales, parroquias, escuelas o liceos. El proceso termina con la examinación, pudiendo optar los estudiantes a 2 pruebas: una que sólo reconoce la alfabetización, y otra que certifica cuarto año de enseñanza básica, y si lo deciden continuar sus estudios, en la modalidad de educación de personas jóvenes y adultas.