Cambiar el nombre de Bernardino Piñera de la plaza en la Cruz del Tercer Milenio por el de la religiosa Gregoria Cicarelli, fundadora del Hogar Redes, le ha traído más de una complicación al alcalde Marcelo Pereira. Tanto así, que para este jueves se citó a todos los concejales a una sesión extraordinaria, para resolver cuanto antes el tema, que hoy más bien es un conflicto.
En gran parte, la decisión que adoptó el edil se debe a una carta que el propio Gallardo, que interpuso una querella la semana pasada junto a otros ex residentes del Hogar Redes en contra de la congregación, liderada justamente por la monja, le envió, y en la que le explica los motivos del porqué cuestiona su nombramiento.
Y la respuesta del jefe comunal no tardó en llegar. Al día siguiente del concejo comunal, «el mismo alcalde me llamó para pedirme las disculpas pertinentes, de que ignoraba la situación, y que ahora está en conocimiento de todo, y ofreció, además, retirar precisamente el nombre de Gregoria Cicarelli. Ahora esperemos que en el concejo sea bajado, aunque igual existe un detractor, que en la época de dictadura fue fiscal militar, por lo tanto su indolencia y su apatía para con las víctimas es realmente penosa», dijo Gallardo, apuntado al concejal Mario Burlé, a quien acusó de pedir pruebas a las víctimas, «situación que encuentro de una falta de respeto y de una inhumanidad tremenda, aunque obviamente esperable de alguien que fue fiscal militar en la época de la dictadura».
Fracturar mis dedos…
Lo cierto es que Edison Gallardo, autor del libro «Mi infierno en el Sename», donde cuenta cómo sobrevivió en sus años de infancia, entre otras cosas a aguantar desde «fracturar mis dedos hasta quemar mi cuerpo con agua hirviendo», le pide al alcalde Pereira bajar el nombre de la monja, «por la responsabilidad que tiene en la vulneración de niños, niñas y adolescentes durante cuatro décadas en la ciudad de Coquimbo, ya que ella estaba al tanto de todo lo que ocurría, y en vez de parar la situación, la perpetuó. Por lo tanto, es una de las responsables de la mayor cantidad de vulneraciones y de adopciones irregulares, además que la congregación fue quien propiciaba los abusos de Francisco José Cox, dado que los llevaban como oveja al rebaño…».
Respecto al caso Cox, Gallardo afirma que «siento que la justicia está lenta, lo que demuestra que todavía en Coquimbo se tiene esta imagen santa de los obispos. La influencia gregoriana, religiosa, pareciera que todavía convive y comparte la mesa con el poder político de la región. Prueba clara de ello es Mario Burlé, que tiene claro lo que pasaba. Recordemos que era intendente y estoy seguro que encubrió muchas denuncias, no me cabe la menor duda, y lo digo responsablemente».
RELIGIOSA FALLECIDA «LLEVABA NIÑOS AL ARZOBISPADO»
Sí, pues reconoce Gallardo que la religiosa, recientemente fallecida, «llevaba niños al arzobispado, y todo es verídico y lo relato también como testimonio en mi primer libro, y en el segundo libro, que está por salir, nuevamente hago hincapié en eso, en el conocimiento de la congregación con lo que pasaba, y de Gregoria, que era la superiora del hogar en el que estuve. Todos los hechos fueron constatados por ella y no hizo absolutamente nada. Más bien era usar la infancia para obtener y aumentar un patrimonio económico, pero el interés por el niño nunca fue la prioridad en esta congregación, y nunca lo ha sido en realidad. Cicarelli al momento de recibir denuncias optaba por apartar al denunciante de las filas, prohibiendo la entrada y amparando los vejámenes de los cuales yo y otros compañeros fuimos víctimas, entre ello el abuso sexual consumado por parte de Francisco José Cox…».
Si de él dependiera, este jueves estaría en Coquimbo presente en el concejo y contando su verdad, «pero hoy es muy complicado, pero lo bueno que el alcalde ya está al tanto. ¿Sabe? Una de las cosas más importantes que siempre digo es que no hay que ser la víctima eterna y tampoco ser el héroe del momento, pero cuando tienes que vivir y sobrevivir, a veces necesitas usar máscaras, y te acostumbras tanto a la máscara que te olvidas de lo que hay debajo de ella, así que a veces hacer la autonegación de que esto no pasó te ayuda, sobre todo cuando encuentras gente a tu alrededor que te brinda amor, cariño y protección, lo que es impagable».
MARIO BURLÉ EX INTENDENTE:«Nunca supe nada»
El concejal Mario Burlé, aludido por Edison Gallardo, cuenta su verdad, debido a que «es fácil cuestionar e inculpar a través de las redes sociales».
Dice que sí, que junto a otros dos concejales (Rosetta París y Alejandro Campusano) se opusieron a que sacaran el nombre de Bernardino Piñera,
porque «mientras no se pruebe lo contrario, debe primar el principio de inocencia».
Y molesto, aclara que «nunca, de verdad, supe lo de la monja».
CUANDO SE VIO EN EL CONCEJO, EL TEMA NO ESTABA EN TABLA
Relata que el día miércoles 16, en el concejo, el tema de la Cruz no estaba en tabla, y que «nos entregaron una carta, y en esa carta, en una primera parte, solicitan -la Agrupación Juan XXIII- que se haga retiro de todos los objetos de Francisco José Cox y, además, la remoción de los encubridores, haciendo una pequeña reseña de las personas que ahí nombran. Y en el final de la carta se llama a que se cambie el nombre de Bernardino Piñera. Fue ahí que yo señalé, junto a otros concejales, que esta discusión se aplazara, porque es un tema delicado y había que estudiarlo en un próximo concejo… Pero se insistió en que no, pese a que les manifesté, por mi condición de abogado, que tenía que primar el principio de inocencia, principio consagrado en nuestra legislación».
Finalmente, y después de una votación, que dio como resultados seis votos contras tres -incluido el del alcalde-, se decide cambiar el nombre de Bernardino Piñera, así que se lanzaron algunos, como La Esperanza, dijo Rosetta Paris. O Juan Pablo II, «del que señalé que mejor no, por su implicancia en el caso de Marcial Maciel…», advierte Burlé.
Entonces, y luego de otros varios nombres, «fue cuando alguien le sopla algo al oído al alcalde y este lanza el nombre de la hermana Gregoria Cicarelli, y como uno conoce la obra del Hogar Redes, en ese momento nos pareció bastante adecuado. Sin embargo, después nos enteramos por las redes sociales que la monja en cuestión está bastante cuestionada, y que si lo hubiese sabido antes, no lo apruebo, pero no tenía idea, de verdad. Para mí era una monja que manejaba el Hogar Redes, y eso era suficiente, pero como ha causado tanto revuelo este tema, el alcalde citó a un concejo extraordinario para este jueves para analizar el nombre de la Plaza y buscar otro…».
Ahora bien, insiste Burlé, que de ser cierto todo lo que Gallardo expone de la religiosa y la congregación, «y no tengo porque dudarlo, es muy gravísimo, puesto que se le acusa de llevar a los menores a monseñor Cox, y que estaría, además, involucrada en adopciones irregulares. No obstante, y ante las acusaciones en mi contra, sostengo que nadie me llamó cuando yo era intendente y me informó de lo que estaba ocurriendo en la congregación. Nunca supe que en ese lugar pasaban estas cosas».
En este sentido, el concejal avisa que «es muy fácil enlodar a una persona por redes sociales, pero ni como seremi de Bienes Nacionales, ni como intendente de la Región de Coquimbo, recibí ni oficial, ni extraoficialmente, ninguna denuncia, ningún comentario respecto de los hechos que se le involucran respecto al monseñor Francisco José Cox y a la madre Gregoria Cicarelli. Porque sabe, de haber sabido las cosas que se hablan de la madre, no apruebo su nombre. Es más. En el concejo se propuso a Juan Pablo II y yo lo rechacé, así que con mayor razón lo habría hecho si hubiese tenido la remota idea respecto de la conducta de la monja».