Silvio Alegría, presidente del Centro de Alumnos del Liceo Técnico Altué, de Tierras Blancas, llegó cual Quijote junto a su escudero hasta la Seremía de Educación. Ambos con poleras y la consigna: «Colegio Altué en toma», que mandaron a hacer hace dos semanas y que son 11, «pero como los apoderados también pidieron, mandaremos a fabricar algunas más», comentó el alumno.
Junto a ellos llegó Diana Castillo, representante de los apoderados del establecimiento educacional, además del diputado Daniel Núñez y el concejal Fernando Viveros.
El objetivo fue entregar una carta al seremi de la cartera, Claudio Oyarzún, «para que se involucre en el tema, ya que seguimos movilizados y es porque no hemos tenido ninguna solución al conflicto. Tuvimos un acercamiento durante esta semana en una reunión, en una mesa de diálogo, pero finalmente todo quedó en nada a las demandas que estamos solicitando, que son mejoras en la infraestructura y también que los profesores están capacitados. Te doy el ejemplo: En cuarto medio nos pasan números enteros, en lenguaje nos hacen recortar un diario y hacer un comic y por eso nos ponen notas, entonces eso para nosotros no es una clase, sino que improvisar», afirmó el estudiante de cuatro medio.
El diputado Núñez, quien ya solicitó una cita con el seremi, aunque agendada recién para el 22 de agosto, comentó que «ha llegado el momento de que sea un actor y que juegue un rol preponderante en tratar de buscar una solución a este conflicto, que ya lleva un mes, y porque evidentemente no queremos que la toma dure más tiempo. Los alumnos quieren una buena educación, que sea de calidad, pero hoy está siendo vulnerada por parte del sostenedor, que tiene serias deficiencias de infraestructura en el establecimiento, también serios problemas del personal idóneo, y desde ese punto de vista, lo que los alumnos y apoderados están pidiendo es justo», señaló el parlamentario PC.
Por lo mismo, aclara que «junto al concejal Fernando Viveros respaldamos sus demandas. No obstante, acá lo importante es que la autoridad haga su pega, puesto que un seremi de Educación no puede omitirse de un problema que se ha generado en esta región, debido a que estos alumnos llevan un mes sin clases y él tiene que llamar a las partes a una solución, pero particularmente al sostenedor, porque acá hay platas públicas y este colegio todos los años recibe cerca de 470 millones de pesos, por lo tanto él tiene que asegurarse de que esos recursos vayan destinados a dónde correspondan y que se estén gastando de manera eficaz. Le solicité una entrevista al seremi y me citó para el 22 de agosto, pero es muy tarde, así que vinimos a entregarle una carta y pedirle que se involucre para buscar una solución al conflicto».
Apoyamos a nuestros hijos
«Estamos con ellos», asegura tajante Diana Castillo, madre de una alumna de cuarto básico y de primero medio del liceo de calle Cabo Exequiel Aroca, en Coquimbo.
Y acá, advierte, «estamos apoyando a los niños desde el primer día en sus demandas, y nosotros, la verdad, teníamos la certeza de que el director (Wilson González) se iba a acercar y hablar con nosotros, con los alumnos, pero en ningún momento se ha juntado. Es más. Recién apareció esta semana para la mesa de diálogo, pero finalmente todo quedó en nada».
Agrega que de todas maneras, y pese al apoyo que les han entregado a sus hijos en todo este tiempo, «existe preocupación, debido a que llevan un mes sin clases, y es porque el director no quiere dialogar, se esconde, manda a otras personas, y no quiere entregar la alimentación tampoco. Si nosotros fuimos ayer (miércoles) a hablar con el director de Junaeb para que entregue la alimentación, pero no la quiso dar porque dijo que todo dependía del director, entonces de qué estamos hablando. Dice preocuparse por los niños, pero al final no le interesa para nada lo que está ocurriendo».
Respecto a que existen apoderados que no están de acuerdo con la toma, dijo que sí, «pero son los menos, los que han tenido más cercanía con el director porque les paga los pasajes, les regala dinero, y como son familias más vulnerables creen en lo que les pueda decir y no se preocupan más allá. Pero nosotros todo lo que estamos reclamando como padres lo hacemos con pruebas», puntualizó.