La investigación que comenzó el Vaticano por un presunto abuso sexual cometido hace 50 años por Bernardino Piñera, ex obispo de La Serena, sigue evidenciando la profunda crisis estructural y sistémica que vive la Iglesia chilena.
Y aunque la crisis más profunda emerge de varios factores, avisa el historiador, experto en teología y académico de la Pontificia Universidad Católica, Marcial Sánchez, el más importante es el tema de los abusos sexuales.
Y ahí, explica, «me quedo con las palabras que dijo hace un tiempo Charles Scicluna (el secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe), de que en Chile se estaba abriendo una caja de pandora, es decir que cuando abres la caja es el mal de todos los males».
Y se preguntó en ese entonces, qué tan cierto era todo, y hoy reconoce que no solamente «es Karadima, sino también Precht, Renato Poblete, donde tenemos diez sacerdotes jesuitas que están siendo investigados y otros tanto de congregaciones y órdenes religiosas, así que tenemos más de 155 situaciones que se están observando, por lo que estamos frente a una situación en la que ya, y esto es lo más importante, las víctimas han decidido hablar».
Agrega que en la primera etapa eran muy pocas las víctimas que se atrevían a hablar, «pero hoy están contando el dolor, y de muchos de esos testimonios la iglesia ha tomado algunos que están siendo investigados a nivel canónico, como es el caso de Bernardino Piñera».
Dos obispos en La Serena
El doctor en historia sostuvo que la denuncia contra el arzobispo emérito de La Serena, monseñor Bernardino Piñera (103 años), se trata no solamente de «abusos sexuales complejos», sino que también «un caso relevante» por su condición sacerdotal.
Acentúa que a nivel de obispos, «tenemos a Francisco José Cox, que fue sacado del estado sacerdotal -imagínate- por ser un abusador de menores. Y ahora se suma otro arzobispo acusado de abuso, por lo tanto tienes dos arzobispos que están siendo en estos momentos acusados, y eso le da mayor importancia, porque son hombres que han tenido relevancia. Por ejemplo, Bernardino Piñera fue presidente de la Conferencia Episcopal, y no es cualquier personaje, sino que un hombre muy consultado en su momento por diferentes obispos de la región. Era un hombre que tenía voz, intelectual, un formador de sacerdotes, y que vivió su tiempo muy intensamente. Entonces no estamos hablando de un sacerdote como Renato Poblete, que andaba buscando recursos para cuidar a los niños, pues acá estamos hablando de un pensante, por eso su caso hoy (ayer) apareció en la prensa internacional, y principalmente porque conoce al Papa, trabajó con él en algunas conferencias episcopales, donde a Bergoglio le tocó estar, así que estamos frente a una persona de importancia», advirtió.
Sin embargo, lo que a Sánchez le llama la atención es que tanto Cox como Piñera fueron obispos de La Serena, y uno detrás del otro.
«Cox es un depredador, un personaje que efectivamente abusó de menores, y por eso la Santa Sede lo saca de su estado sacerdotal. Y llama la atención porque ambos estuvieron trabajando juntos, y existen algunas acusaciones respecto a encubrimientos por parte de Piñera, en donde se ha planteado que estuvo presente en algunos de los abusos de Cox y no hizo nada. Yo soy muy categórico, y es muy difícil que no se sepa cuando se producen estos abusos, pues resulta que la gente no vive sola, sino que con más personas, y en el concepto de la época los códigos de silencio eran acérrimos, ya que consideraban que tenían que proteger la situación».
En su balance general, además, el teólogo fue claro en señalar que seguirán habiendo remezones fuertes como el de Bernardino Piñera, principalmente «porque la iglesia está viviendo una profunda crisis, viviendo en una irrealidad durante mucho tiempo, y esa irrealidad le está chocando en la cara, fundamentalmente a la jerarquía. Es complejo despertarte un día y saber que dentro de la iglesia se han cometido tantos abusos. Obviamente que cualquier denuncia que se haga respecto a ciertos sacerdotes hay que investigarla, pero hoy están las puertas abiertas y bien podrían caer otros más. Creo que estamos a las puertas de que puedan venir otros remezones».
Curas de verdad
Hoy la confianza de los fieles ha bajado debido a todo el mal actuar de algunos sacerdotes, «porque no son todos», dice tajante Sánchez.
Po eso, asegura, «hoy hace falta la iglesia de la calle, ese cura de alma. Y sabe, esos sacerdotes existen, pues me ha tocado por este tema recorrer buena parte del país, y he estado con varios curas en diferentes pueblos, y existen, jóvenes y viejos, pero lamentablemente caen todos en el mismo saco, lo que, en realidad, no debería ocurrir.
También creo que los que hoy están dentro del seminario tienen que tener una fe muy fuerte para continuar dentro de su vocación, lo que es bastante loable. Pero con todo lo que está pasando, y seguirá sucediendo, realmente uno extraña a esos curas que uno conoció, además, como Pierre Dubois y André Jarlán, sacerdotes franceses. De verdad que uno los extraña, más que por su forma de vida, por su testimonio, el que debe ser completo, de principio a fin, más en temas vocacionales, más en temas de pretender ser un guía esperanzador en lo trascendente, puesto que hoy nos hemos dado cuenta que varios de ellos, que uno pensaba, tenían una careta, porque detrás eran verdaderos depredadores, como Renato Poblete y otros que causaron tanto daño».