Víctimas aportan antecedentes que apuntan contra Juan Manuel
Miranda y Ximena Burdiles, socios de la empresa Parcons, y contra el abogado Flavio Gómez, imputado como cómplice.
El jueves 17 de febrero, y ante una gran expectación, comenzó en el TOP (Tribunal Oral de lo Penal) de La Serena el juicio oral por estafa y loteos irregulares, delitos que tendrían una data entre marzo del 2013 a diciembre de 2016, en contra de Juan Manuel Miranda y Ximena Burdiles, socios de la empresa «Parcons», y Flavio Gómez, su abogado y cómplice.
Esta pesadilla para cientos de familias partió en el sector de Alfalfares, cuando Ximena Burdiles y Juan Miranda, leyó la magistrada en el inicio del juicio, «con ánimo de defraudar a la víctima, Rubén Gálvez, de 69 años, agricultor y de escasa preparación escolar, le manifestaron su intención de comprar su propiedad agrícola, que se encuentra afuera del límite urbano establecido en el plano regulador de la comuna de La Serena, denominado sitio número 1, compuestos por lotes 1A y 1B con una superficie de 6,14 hectáreas…».
Con el terreno ya en sus manos, los acusados cometieron, según la Fiscalía, el delito reiterado de loteos irregulares, que consistiría en formar poblaciones en zonas rurales sin contar con autorizaciones legales, realizando actos de urbanización como es la apertura de caminos, instalación de postes de alumbrado y suministro de agua que no es apta para consumo humano…
Nadie nos dijo nada
Se prevé que el juicio oral dure cerca dos meses. A la fecha han entregado su testimonio más de 25 testigos de los 200 que, según la acusación, habrían pagado un monto cercano a los 2.500 millones de pesos.
Este miércoles, frente a las juezas Paola Cortés, Eugenia Gallardo y María Inés Devoto, entregó su declaración Magaly Zambra. Desde Santiago y esperanzada en una mejor vida para su familia, tomó la decisión de venirse a la región y comprar en la parcela 44, en Pan de Azúcar. Creyó en Ximena Burdiles.
Interrogada por el fiscal, acerca de que si pudo verificar si en la escritura estaban las indicaciones del sitio que estaba comprando -en nueve millones-, tajante dijo que «no, pues solamente nos decían que teníamos que firmar en la escritura, porque así se hacía el traspaso del sitio…».
Asegura Magaly que Burdiles nunca les dijo nada en la notaría; no habló, «sólo se limitó a tomar el dinero y se fue. Estaba con la vendedora, quien nos dijo que para legalizar los documentos teníamos que pagarles entre 30 y 50 mil pesos para hacer los trámites en el conservador de bienes raíces. Le pasamos el dinero. Luego, a través del teléfono, nos dijeron que podíamos construir, así que comenzamos a fabricar una casa de material ligero, que es lo que tenemos ahora».
Sin embargo, en ese instante comenzaron los problemas, ya que al llegar se dieron cuenta de que no había agua. O sea, esta empresa no estaba cumpliendo con los servicios adicionales que les ofrecían.
«Tuvimos un grave problema, ya que cuando abrimos la llave no salía nada y tampoco teníamos a quién preguntar. Así que vinimos a la oficina que tiene esta empresa en el centro de La Serena, pero no nos entregaron ninguna respuesta, sólo que lo iban a solucionar. Finalmente la señora Ximena nos dio agua para un mes a través de un camión aljibe, aunque después de ese mes comenzamos a comprar el agua. Así estuvimos un buen tiempo, hasta que se habilitó el pozo…».