«Podría ser complejo si las condiciones se tornan más
desfavorables», advierte la autoridad de la única
Universidad Estatal y la más grande de la
región de Coquimbo.
El Dr. Nibaldo Avilés relata cómo han sido estos meses, en donde por
obligación tuvieron que adoptar la educación a distancia y los costos que
eso ha significado, sobre todo en el impacto económico que ha tenido
para la institución.
«Esta modalidad se vincula a adecuar los procesos formativos que
fueron originalmente pensados en modalidad presencial a este contexto remoto, materia no exenta de complejidades», comenta el rector.
Quien señala que existen importantes esfuerzos institucionales para realizar la docencia remota, «como la capacitación de los docentes y la optimización en el uso de plataformas
para asegurar la calidad del proceso.
Así también el proveer a nuestros estudiantes de equipamiento y conectividad para que tengan condiciones estables para la conexión y el acceso a sus clases. Finalmente, está la
preocupación y ocupación de la ULS por la salud mental del estudiantado
y sus académicos».
«Atravesamos un escenario donde hay un importante despliegue de esfuerzos, tanto de los académicos como de los estudiantes, por sacar adelante el proceso educativo, y lo que
todavía no se resuelve son aquellas asignaturas prácticas que requieren
que el aprendizaje se desarrolle en las instituciones o empresas», agrega.
Respecto a los efectos, los visualiza desde dos ámbitos, el primero son aquellos asociados a los procesos formativos, «que han requerido de adecuaciones y ajustes curriculares, asociados a metodología de enseñanza y aprendizajes, evaluaciones, y postergaciones de actividades curriculares con foco práctico especialmente en las carreras del área de la salud y las pedagogías».
Un segundo ámbito, es de carácter económico, «que muchas veces no suena bien señalar, pero existe un efecto adverso en el total de estudiantes, que afecta la capacidad presupuestaria institucional y que dice relación con la disminución de matrícula en la admisión 2020, postergaciones, suspensiones y retiros de estudiantes que no realizan trámite alguno registrados a la fecha».
El rector comenta que con menores ingresos en unidades autofinanciadas, la institución ha tenido que hacerse cargo de las remuneraciones de las personas asociadas.
«Adicionalmente hay que mencionar los importantes gastos que ha
significado la enseñanza remota y el incremento de la morosidad por no
pago de aranceles, dado que muchos padres no pueden solventar los gastos educacionales de sus hijos».
Y enfatiza en que la universidad se autofinancia principalmente por los
aranceles que provienen por gratuidad, fondo de crédito solidario, becas y
copago. Todavía la situación es sostenible y esperamos que así continúe,
pero no debe pensarse que la universidad está libre de riesgos económicos, podría ser complejo si las condiciones se tornan más desfavorables.
Por esta razón, las autoridades hemos sido muy insistentes en que las
clases continúen, se respete el calendario académico y se hagan los
mayores esfuerzos por finalizar de buena manera los semestres.
Posible vuelta a clases Comenta que si el contexto local mejora, es decir, baja el nivel de contagios, se puede pensar en que algunas actividades eminentemente prácticas, como el área de salud o laboratorios, podrían retomar presencialidad, pero bajo estrictos protocolos de seguridad para la salud de los participantes, «siempre que los cupos que
tengan las instituciones que reciben a nuestros estudiantes lo permitan.
Para otras actividades formativas mantendremos la modalidad remota
de emergencia para el segundo semestre 2020».