Científicos ciudadanos y las instalaciones de
AURA y NOIRLab fueron claves para descubrir alrededor
de 100 enanas marrones frías cercanas.
Un equipo de astrónomos, con la ayuda de un grupo de científicos ciudadanos, y observaciones realizadas desde Cerro Tololo y Kitt Peak, descubrieron recientemente alrededor de 100 enanas marrones cerca del Sol.
Se trata de objetos fríos más masivos que los planetas pero más pequeños que las estrellas, algunos de los cuales se acercan a la temperatura de la Tierra, es decir, son lo suficientemente fríos como para albergar nubes de agua.
Descubrir y caracterizar objetos astronómicos cerca del Sol es fundamental para comprender nuestro lugar y entender la historia del Universo. Sin embargo, los astrónomos aún están descubriendo nuevos residentes del vecindario Solar. Hoy se anunció un avance notable con el descubrimiento de aproximadamente 100 enanas marrones frías cerca del Sol.
Los nuevos descubrimientos del proyecto de ciencia ciudadana Backyard Worlds: Planet 9 cierran una brecha vacía en el rango de enanas marrones de baja temperatura, identificando un eslabón perdido largamente buscado dentro de la población de
enanas marrones.
Las enanas marrones se encuentran en algún lugar entre los planetas más masivos y las estrellas más pequeñas. Al carecer de la masa necesaria para sostener las reacciones
nucleares en su núcleo, las enanasmarrones se parecen a las brasas que
se enfrían. Su baja masa, baja temperatura y la falta de reacciones nucleares internas los hacen extremadamente tenues y por lo tanto muy difíciles de detectar. Debido a esto, al
buscar las enanas marrones más frías, los astrónomos sólo pueden esperar detectar estos objetos relativamente cerca del Sol.
Este nuevo descubrimiento fue posible gracias a los datos de archivo del Telescopio Víctor M. Blanco, de 4 metros de Cerro Tololo (CTIO), y el Telescopio Nicholas U. Mayall, de 4
metros en el Observatorio Nacional Kitt Peak (KPNO), que estuvieron disponibles a través del Centro Comunitario de Ciencia y Datos (CSDC), todos ellos programas del Observatorio
AURA y NOIRLab de NSF. De este modo, una enorme cantidad de datos de investigación estuvieron disponibles para los voluntarios de Backyard Worlds, mediante la plataforma científica Astro Data Lab de NOIRLab.
Los resultados, que se publicarán en The Astrophysical Journal, demuestran el papel cada vez más grande de los estudios e investigación de archivos de datos en la astronomía actual.
“Estos extraordinarios mundos ofrecen la oportunidad de obtener nuevos conocimientos sobre la formación y las atmósferas de los planetas más allá del Sistema Solar”, comentó Aaron Meisner, de NOIRLab de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y autor principal del artículo de investigación. “Esta colección de enanas marrones frías también nos permite estimar con precisión el número de mundos que flotan libremente en el espacio interestelar cerca del Sol”.
Por su parte, el astrónomo de Cerro Tololo, César Briceño, desde Chile destacó que “proyectos como este muestran las sinergias posibles entre científicos y público. Con herramientas adecuadas, la investigación científica y la emoción del descubrimiento puede estar al alcance de todos”.
Para ayudar a encontrar a los vecinos más cercanos y fríos de nuestro Sol, los astrónomos
de Backyard Worlds recurrieron a una red mundial de más de 100 mil científicos ciudadanos. Estos voluntarios inspeccionan diligentemente trillones de pixeles de imágenes de telescopios para identificar los movimientos sutiles de las enanas marrones y los planetas. A pesar de las capacidades del llamado aprendizaje automático (machine learning) y de las supercomputadoras, no hay sustituto para el ojo humano cuando se trata de rastrear imágenes de telescopios en busca de objetos en movimiento.