Considerando este escenario, el Gerente de la JVRE, Dagoberto Bettancourt adelantó que «Puclaro pierde su papel regulador a partir de la siguiente temporada y va a ser La Laguna, y el aporte del río, quien nos entregue los caudales necesarios para los primeros meses de la siguiente temporada, luego de eso creemos que va a ser diciembre el mes en que entremos irremediablemente en pareos».
Pese a lo anterior, aún se considera prematuro hablar sobre la próxima temporada, pues a pesar de los pronósticos, no se cierra la posibilidad de que el invierno pueda traer aportes al sistema durante este invierno, que permitan mantener volúmenes embalsados y disponibles para la siguiente temporada.
El embalse La Laguna tiene más de 70 años, y tomando la oportunidad que presenta el descenso en sus niveles, el Directorio de la JVRE aprobó un presupuesto para hacer mantención a las válvulas DN-500 del primer nivel mientras se opera con el segundo.
De mantenerse el escenario, se estima que a fin de año ya se habrían desocupado los dos niveles inferiores del embalse, por lo que «el Directorio y Presidente están viendo con el Estado, precisamente hoy día que estamos haciendo el traspaso del embalse La Laguna, la situación para que el Estado sea quien nos apoye y ayude a los agricultores y regantes con financiar las etapas 2 y 3 de este mantenimiento».
Los trabajos estarán en manos de la empresa Maquisa, proveedor de la JVRE para este tipo de servicios de alta complejidad, y lo que se busca es que estas válvulas queden en similares condiciones a las que operan en Puclaro, que tienen 10 años.
Finalmente, respecto del Puclaro, su mantenimiento a poco más de 10 años de funcionamiento es óptimo, por lo que los trabajos a realizar son menores. Sin embargo, una vez que el embalse quede en cero se podrá hacer una revisión más acuciosa de los equipos, incluso por el interior de las válvulas y cubeta del embalse.
