El tema de los despidos masivos en Coquimbo fue puesto en tabla para el primer concejo de este miércoles. El militante del PC Camilo Ruiz ve con preocupación el escenario actual, luego de las casi 400 desvinculaciones que avisan los gremios. El fiscalizador alega que no se tomó en cuenta la palabra de los electos en mayo pasado, pero aseguró que no hay tiempo para dramatizar con la medida.
En la jornada de este lunes una decena de trabajadores despedidos de la municipalidad de Coquimbo llegaron hasta el frontis del edificio de calle Bilbao para manifestarse en contra de la medida impuesta por la nueva administración.
Con megáfonos y pancartas gritaban consignas para repudiar la primera gestión de la nueva autoridad.
La crítica hace referencia a que supuestamente Alí Manouchehri no habría cumplido la palabra empeñada, tras haber prometido que no iban a existir despidos masivos en su mandato.
Hasta la jornada de ayer aun se desconocía el número oficial de los cesados, pero según estimaciones de los principales gremios y dirigentes afectados, la cifra bordearía los 400 casos.
Uno que salió a opinar fue el concejal electo del partido comunista, Camilo Ruiz, quien conversó con LA REGIÓN mientras asesora a la comunidad debajo de un toldo de la Plaza de Armas y reparte volantes de su candidato presidencial Daniel Jadue.
El ex dirigente estudiantil en 2006 asegura que el ambiente es complejo en la municipalidad. La idea en la sesión del miércoles será conocer las razones que motivaron al acalde a tomar la difícil decisión.
«No tenemos los antecedentes ni los parámetros que se tomaron para dar por finiquitado a un centenar de trabajadores. Acá no se trata de juzgar la determinación del alcalde, no es nuestro espíritu entrar en conflicto con el jefe comunal, pero sí creo que es necesario desglosar los detalles de estos despidos y comenzar una nueva etapa con un tema de relevancia pública».
A su juicio, una materia de ese calibre debiera ser debatida y proyectada en conjunto.
«Obvio que el acalde tiene que escuchar a sus asesores como prioridad, pero también creo que es necesario que el tema hubiese sido tratado con los concejales. La realidad es que se nos dejó afuera de la discusión, y aun cuando todas esas facultades sean privativas del alcalde, nosotros somos responsables de la ejecución presupuestaria, por ende pedimos ser partícipes de esto»
Reconoce que «el alcalde tiene muchas facultades», pero agrega a la vez que «uno esperaría mayor generosidad de su parte para incluirnos en temas tan delicados como estos».
Una de las críticas que más se ha repetido a la nueva autoridad es la falta a la palabra empeñada y la desvinculación de gente que no era considerada como «operador político». De esto han declarado desde parlamentarios hasta dirigentes sindicales: se habló de secretarias, de funcionarios con 20 años de servicio, incluso de personas que trabajan en áreas de limpieza y mantención.
En la oficina de la mujer un total de nueve monitoras habían sido despedidas durante la semana pasada, sin embargo habría sido el propio alcalde quien las habría llamado para reincorporarlas.
«Como te dije no se trata de apuntar con el dedo a Alí ante un escenario adverso en cuanto a lo financiero, estas medidas parecen inevitables, no obstante vemos algunas desvinculaciones que fueron retractadas con el paso de las horas y claramente eso es una demostración de un error grave. Han pasado cosas que uno espera evitar, ahora solo queda esperar el momento para que el alcalde nos de sus fundamentos».
Para Camilo es contraproducente hablar de una política de «ayuda a la comunidad» y, en paralelo, haber tomado una decisión de despidos masivos.