Bomberos especializados, helicóptero naval y un dron se suman a búsqueda de pescadores

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El equipo GERSA, de los voluntarios de Caldera, se sumó ayer a la búsqueda de los dos hombres que continúan desaparecidos tras el naufragio de la embarcación albacorera en que se trasladaban. Pescadores artesanales también han llegado en bote de Chungungo y Caleta de Hornos a la zona del encallamiento a apoyar en las labores.

Ayer tambien se sumó un potente dron de un piloto autorizado, Osvaldo Guajardo, quien durante la semana estuvo ofreciendo gratuitamente sus servicios sin respuesta de autoridades. Contactó con pescadores, le dijeron que sí y trabaja coordinado con ellos en zona costera.

Infructuosas resultaron las labores de búsqueda de este viernes, de los dos pescadores que permanecen desaparecidos tras chocar su embarcación contra un islote frente a las costas de La Higuera, en la región de Coquimbo.

La operación es llevada a cabo en medio de la emoción de los sobrevivientes, que tuvieron que regresar al lugar donde comenzó la pesadilla. Lamentablemente las marejadas han hecho que sea prácticamente imposible hallar alguna pista de Domingo Arriagada y Peter Moraga, nombres de los extraviados.

AMPLIO DESPLIEGUE

A 36 kilómetros al norte de La Serena se intensificó la operación. Específicamente en Caleta de Hornos estuvo el movimiento. Con una lancha de servicios generales, dos botes de goma y otra patrullera marítima, buscaron mar adentro y entre los roqueríos. Mientras que un avión de la Armada sobrevolaba el lugar.

Fueron 30 las personas en total las que conforman la cuadrilla. Entre ellos los buzos especializados. Si bien no se pudo encontrar a los pescadores, autoridades marítimas mostraron satisfacción por el trabajo realizado estos días.

«El día de hoy (viernes) continuaron las labores de rebusca de las dos personas desaparecidas en Islote Pájaros, que se encuentra a 25 millas al norte del puerto de Coquimbo. Tenemos desplegadas diversas unidades áreas y marítimas, como una lancha de servicios generales y del tipo Arcangel, efectuando la rebusca», dijo el teniente Guillermo Fuster, de la gobernación marítima de Coquimbo.

En esa línea, Fuster continuó detallando los insumos utilizados durante las últimas horas.
«Tenemos diferentes botes de goma, apoyo de drones, equipos submarinos y el día de hoy se sumó un helicóptero naval y el grupo GERSA de bomberos. Contamos además con la ayuda de pescadores artesanales y de familiares de los desparecidos. En este sentido, recordar a todas las embarcaciones que deben utilizar las ayudas de navegación, como las cartas náuticas y radares».

Lo cierto es que los sobrevivientes no han querido regresar a Talcahuano, lugar de origen de la nave Don Claudio, embarcación protagonista de esta triste historia. Uno de ellos es Riboberto Aránguiz, quien conmocionó con su relato una vez que había pisado tierra post rescate. El joven había señalado que tuvo que comer aves y hervir agua de mar para hidratarse.

COLEGAS NO PIERDEN LA FE

El correr de las horas ha dejado señales claras que los afectados no están conformes con los protocolos que realizó la Armada en la búsqueda. Así lo ha expresado en diferentes ocasiones Daniel Fuentes, uno de los que se aferró a la vida.

«Se demoraron siete días en salir a buscarnos, el seis de julio chocamos, si vieron que el posicionador de la nave había dejado de emitir comunicación el mismo día del impacto, no entiendo por qué tanta demora».

«Nosotros seguimos el procedimiento que corresponde, nos comunicamos con el armador de la embarcación, y nos señaló que estaban bien, en la altura de Caldera, pescando. En estricto rigor, cuando una embarcación no llega a puerto, se hace primero una búsqueda con los contactos por tierra y se pregunta a otras embarcaciones si hay alguna noticia. Entonces se activa primeramente el servicio de búsqueda de salvamento en fase de incertidumbre, y cuando hay incertidumbre o una sospecha de que algo malo pasa, se empieza a indagar, y eso fue lo que hicimos, sin saltarnos ningún paso», respondió Sergio Walls, gobernador marítimo de Coquimbo.

De acuerdo a las palabras del sobreviviente Rigoberto, la embarcación encalló en el Islote Pájaros el día 6 de julio, cerca de las 21:30 horas.

«Yo fui el primero en subir para activar la balsa. Subí y caí de los primeros al mar», sostuvo el pescador, sin poder contener las lágrimas. Aránguiz añadió que logró salvarse cuando se aferró a una roca, y que la fuerza del mar les arrebató la ropa a todos.

Los compañeros de Rigoberto activaron la balsa, y posteriormente encendieron cuatro bengalas que les permitió iluminar el cielo para llegar al islote. Mientras avanzaban a tierra se percataron que faltaban dos pescadores.

Una vez en el islote, empezaron a mover escombros de la embarcación para buscar a sus compañeros desaparecidos, pero no los encontraron. Sin embargo, en un refugio de pescadores en el lugar, hallaron comida y ropa.

«Nos colocamos esa ropa y nos abrigamos con eso», sostuvo Rigoberto. El sobreviviente agregó que en los primeros días, para alimentarse, «fuimos a cazar gaviotas. Los pájaros que pillábamos, los matábamos y los cocinábamos», sostuvo, además de comentar que hervían agua salada en un tarro para beber. 

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