En el mar, justo enfrente del lugar donde la embarcación
Don Claudio encalló hace poco menos de un mes, en Islote Pájaros, familiares de los pescadores desaparecidos hicieron una misa de responso a cargo de un pastor evangélico. La jornada fue emocionante de principio a fin…
Todos sobre sus botes presenciaron como el religioso oficiaba la ceremonia arriba de la patrullera de la Armada. Las lágrimas fueron la tónica de la fría mañana en la costa de La Higuera. Instancia donde el círculo de Domingo Arriagada y Peter Moraga (pescadores desparecidos) agradecieron estas tres semanas de intensa búsqueda.
Cabe recordar desde que sucedió la tragedia (6 de julio) se ha desplegado una operación a cargo de la gobernación marítima, el grupo Gersa de bomberos y pescadores de caletas aledañas al lugar.
Luego de la emocionante jornada, que incluyó el lanzamiento de bengalas y oraciones a viva voz, diario LA REGIÓN conversó en exclusiva con Víctor Arriagada, hijo de uno de los desaparecidos.
«Fue emotivo todo lo que se vivió hoy (jueves), solo me queda agradecer a la gente de las caletas de Punta de Choros y Caleta de Hornos, que no nos abandonaron en la desaparición de mi padre, creo que estaré eternamente agradecido».
Y es que la zona se convirtió en un verdadero campamento. Familiares y pescadores hacían cuadrillas y, tras las jornadas de trabajo, se juntaban todos en el pueblo para compartir un almuerzo. «Hubo camaradería desde el primer minuto», asegura.
Sin embargo, pone su crítica a la labor de la Armada, ya que según su parecer no se habría hecho todo lo necesario.
«No hicieron nada hermano, la Armada salió a patrullar pero no buscaba, darse vueltas en una embarcación grande cualquiera podría hacerlo, pero lo cierto es que no se operó como hubiésemos querido, acá los que únicos que nos ayudaron fueron los colegas pescadores».
Dice que en la interna existe la voluntad de muchos para iniciar un proceso judicial contra la institución, porque hubo «irregularidades notorias». Pero él no tiene la cabeza para pensar en eso, agrega. Además expuso que el malestar viene de mucho antes.
«Los pescadores pensamos que cuando ocurrió la desgracia se demoraron mucho en salir a buscarlos. Hubo lentitud, falta de reacción, no lo sé, pero son cosas que se suman y se suman».
Este sábado, a eso de las 6 de la mañana, parten en caravana hacia su tierra natal, Talcahuano. Allá los espera el resto de su familia, donde afirma que ya nada será lo mismo sin la presencia de su progenitor.
«Lo voy a recordar para siempre, para toda la vida, trabajamos juntos en esto, y lo perdí así, como si nada en una tarde cualquiera.»
La preciosa fotografía de esta nota es tomada por el dron de Osvaldo Guajardo, serenense que de manera particular apoyó en la búsqueda.
«Ha sido casi un mes lleno de amargura, estar acá y no poder ayudar más a esta gente. Se portaron un siete conmigo. Por mi parte dar las gracias a los que hicieron posible que yo esté aquí; a la organización comunitaria Lomas de Nueva Vida, los bomberos, y a don Mario, de caleta Los Hornos»
Por su parte, desde la Gobernación Marítima de Coquimbo confirmaron que la búsqueda se extenderá hasta el próximo 14 de agosto y lamentaron las palabras de los afectados con respecto a supuestas negligencias.
«Soy empático con ellos y entiendo que ellos hablan a través del dolor. Pero lo cierto es que se han dicho muchas cosas, como que el faro estaba apagado, y según lo que pude recabar eso no es así, cuando se revisó posteriormente».
La autoridad continuó, «con respecto a la lentitud eso no es así, los protocolos se respetaron. A nosotros se nos indicó por parte de familiares que la lancha estaba en Caldera en un principio y que estaban bien. Cuestión que no era así e hizo que tuviéramos que ir hasta esa localidad para buscarlos. La historia es sabida, ellos no estaban en el lugar indicado»
Así, culmina una parte de esta desgracia regional, que fue multiplicada a lo largo de Chile. La triste historia del naufragio en el Islote Pájaros, donde fueron encontrados seis pescadores dedicados a sacar la albacora y otros dos continúan desaparecidos. Sus testimonios quedarán para siempre, así como la placa colocada en una roca cercana al sitio. Declaraciones como el haber tenido que comer huevos de aves o haber dormido cuerpo con cuerpo para copear el frio, no serán fácilmente olvidadas.