Resultados de las 75 muestras para fechado de radiocarbono enviadas a la Universidad de Oxford, Inglaterra, entregó nuevas pistas de este grupo encontrado en el sitio arqueológico de El Olivar.
Durante la construcción de la doble vía Vallenar-La Serena, en 2014 fueron descubiertos diversos vestigios arqueológicos que clasifican al sitio El Olivar como uno de los más importantes de Chile y de Sudamérica.
Fueron dos años y medio de excavaciones y un importante número de piezas encontradas pertenecientes a contextos Diaguitas y Ánimas.
De este último se pensaba que era antecesor a los Diaguitas, pero los resultados del análisis de más de 75 muestras para fechado de radiocarbono enviadas a la Universidad de Oxford, Inglaterra, señalan que las comunidades Ánimas y Diaguitas eran contemporáneas.
La arqueóloga Paola González, jefa de la excavación, explica que «la prehistoria del Norte Chico reconocía un Período Medio, que iba entre los 700 y 900 D.C., y se nos enseñaba que en este periodo se desarrolló la cultura Ánimas, entonces pensábamos que este pueblo era antecesor a los Diaguitas, ligados entre sí por una serie de características de su cultura material, pero lo entendíamos como un pueblo que fue el origen o ancestro, pero no el mismo pueblo».
Entonces, con la llegada de las muestras, cuyo primer envío fue el año pasado y las últimas fueron recibidas en mayo de este año, «la sorpresa que nos llevamos fue grande al observar que los fechados señalaban una antigüedad entre 1.100 D.C. en adelante y existían fechados muy tardíos para entierros de humanos con camélidos completos».
Metalurgistas
Como primera conclusión, González afirma que «en El Olivar no se reconoce un Periodo Medio, no existe evidencia de la cultura Ánimas tan antigua como el 700 a 900 D.C., sino que todo forma parte del desarrollo cultural Diaguita. De hecho, estamos pensando junto a Gabriel Cantarutti (arqueólogo que también lidera el trabajo en El Olivar) que, en el fondo, es una sociedad que tiene una variabilidad interna mucho mayor a la que imaginábamos, en que los tipos cerámicos Ánimas se continúan manufacturando hasta tiempos muy tardíos, son tradiciones muy arraigadas, así que no se detienen por decreto, sino que existe una contemporaneidad de muchos tipos cerámicos Ánimas y Diaguitas que se pensaban que eran diacrónicos».
Otro punto importante es que, los fechados más antiguos coinciden con el auge de la metalurgia. Muchos de estos artefactos de metal, asegura la profesional, fueron elaborados con estaño, «que es un metal que no existe en Chile, sino que procede del noroeste argentino o altiplano boliviano. Entonces se podría pensar que estas comunidades de diestros metalurgistas participan en el proceso que daría origen a la cultura Diaguita. Esta elaboración de artefactos metálicos con estaño se mantuvo por siglos, lo que evidencia que existieron redes de intercambio a larga distancia».
Destaca González, investigadora especialista en la prehistoria del Norte Chico, que los especialistas en arqueofauna Patricio López e Isabel Cartagena, realizaron un estudio arqueométrico de las osamentas de los camélidos que acompañaban a los humanos.
«Ellos descubrieron que había tres tipos de tamaño y especies involucradas: un escaso número de llamas grandes, semejantes a las llamas incaicas cargueras, probablemente algunos guanacos, pero el grueso de lo encontrado es un tipo de llama pequeña, que tiene un correlato con unas llamas productoras de lana que aún existen en el noroeste argentino. Esto se relaciona también con el hallazgo de tres perros domésticos de tamaño mediano, cuyo morfotipo se encuentra aún en el noroeste de Argentina».
De esta manera, y aunque se debe tener más antecedentes para poder afirmarlo con mayor seguridad, dice que «estas comunidades más tempranas, que participan en la conformación de la cultura Diaguita, arriban con una serie de características: Son pastores de llamas, grandes metalurgistas, consumen polvos alucinógenos y portan una cerámica policroma con diseños geométricos más sencillos que los que elaboraría posteriormente la cultura Diaguita».
El Estado
Corría 2014, y con las obras de la doble vía Vallenar-La Serena surgía gran cantidad de material arqueológico fundamental para complementar los estudios de la prehistoria del Norte Chico.
«Lo primero que caracterizamos arqueológicamente fue un área de 50 metros de ancho por 380 de largo, lo que se había dejado para la construcción de la doble vía de la ruta 5, donde luego hicimos 542 pozos de sondeos para ver de qué se trataba, y eso reveló que en ese espacio había 8 cementerios, áreas habitacionales, y muchos rasgos como pisos de habitación…»
Advierte que el sitio es mucho más extenso, «toda vez que tiene 35 hectáreas y gran parte ha sido alterado por el crecimiento urbano de La Serena, como por ejemplo todo el barrio de La Compañía Baja, específicamente los complejos inmobiliarios de Brillamar y Pinamar, que se construyeron sobre áreas funerarias del sitio El Olivar, que hay que concebirlo como un gran asentamiento humano, no solamente funerario, sino también habitacional».
Agrega que «es urgente que se desarrolle una política pública de Estado para proteger todo esto que aún sobrevive. No hay que centrarse tanto en este pequeño espacio de la carretera, sino defender y proteger toda esta área que forma parte de El Olivar, y que en cualquier momento puede ser impactada por otros proyectos, por ejemplo, inmobiliarios».
Cree que sería «ideal que el Estado adquiera estos predios, y dentro de eso que se construya un espacio cultural y ceremonial para que la gente pueda conocer acerca de la riqueza enorme que tiene este sitio arqueológico y acercarse a sus raíces diaguitas».