Vecinos dicen haber sufrido de sobremanera con respecto de un «parcelazo» que no dejó dormir a nadie la madrugada del domingo. Más de 300 personas habrían llegado tras varios anuncios publicados en las redes sociales. A eso de las 02:30 de la mañana no cabía nadie más en el terreno. Peleas y balazos se sintieron en el exterior del recinto cerrado, de unos 700 metros de superficie. Con el colapso de gente, grupos de jóvenes quisieron pasarse por la casa del vecino, provocando daños irremediables, como la muerte de la mascota de la familia. Hubo reunión de emergencia al día siguiente, con interpelación directa a Carabineros y a representantes de seguridad pública.
Los carretes en el lugar viven sin duda su momento de mayor descontrol, desde que desconocidos empezaron a tomarse casas desocupadas. La noche del sábado no pintaba que sería tranquila, cuenta María Rodríguez (53), quién pasada las 23 horas miraba impávida por la ventana como llegaban los autos para instalarse en la megafiesta desarrollada en plena pandemia.
La mujer es la víctima de esta historia. En realidad, su hijo, Andrés. Viven en las casas colindantes al sitio de los hechos. Leonora Latorre es la dirección exacta del perímetro de la discordia. Como toda madre dice estar preocupada, y es que la invasión a la privacidad sufrida fue la gota que rebasó el vaso.
«Ambos somos vecinos del terreno donde hicieron la fiesta. Él vive con su esposa y yo en mi casa unos metros más allá. Pero es mi hijo quién está al lado del lugar el evento y se le metieron por el patio para entrar, pues habían cerrado ya que había un mar de gente. Lo cierto es que nadie sabía por dónde se entraba, así que no hallaron nada mejor que romper la malla de su hogar».
El joven de 31 años vive con su pareja y tres pequeños hijos, de 4, 9 y 11 años. Además de «Pluma», una perrita de 10 años que fue asesinada en medio del casos. Fue encontrada con espuma en la boca, sudada y en un estado rígido corporal. «Mientras mi hijo y mi esposo se juntaban para tratar de contener la situación, se percató que la perra estaba muerta. Ella había estado muy bien durante todo el día. Es obvio que le dieron una sobredosis, envenenaron la mascota a mis nietas. Todavía no le avisamos a ellos porque el dolor será muy fuerte».
La noche de terror no tuvo descanso. Increíblemente Carabineros no llegó, pese a los insistentes llamados que se hicieron. «Nos decían que habían otras prioridades durante esa jornada, que tenían 70 llamados respecto de fiestas ilegales».
Al día siguiente el escenario era de botellas en el piso y basura acumulada. La ciudadanía no sabe aún quién es el propietario de este terreno donde se realizan fiestas. El sitio sería la sede de la fiesta de Halloween del próximo 31 de octubre altamente promocionada en internet.
Cuando dicen ser el patio trasero de Coquimbo, hablan con razón, reconoce con voz de resignada. Y es que los episodios se repiten con el tiempo. La denuncia de conductores en estado de ebriedad chocando reiteradamente en una casa esquina de las Lomas del Sauce, había prendido las alarmas. Pero lamentablemente, como ha sido la tónica, no hubo solución. «Son cabros que vienen curados a las fiestas clandestinas que se hacen en todo El Sauce. Hay casas abandonadas que son tomadas los fines de semana y nadie dice nada».
Los llamados a la policía sin respuestas no cayeron bien en la comunidad. Es más, dirigentes apuntaron en que ya no estarían dispuestos a soportar una fiesta más. Así, pidieron una reunión extraordinaria con las autoridades locales, que se ejecutó ese mismo domingo. Llegó Rolando Casanueva, coordinador regional de Seguridad Pública, representante del delegado presidencial, dos carabineros, miembros del municipio y concejales.
Hubo reproche a todos por igual. Le dijeron en sus caras que se sentían abandonados por las autoridades. En manos de delincuentes que incluso realizan balaceras. «Así como pasó el fin de semana, van varias fiestas donde se escuchan balazos en todo el sector el Sauce. Estos son lugares donde habitan muchos niños y gente de la tercera edad, entonces solo pedimos que no nos dejen solos en esta lucha» señaló Evelyn Leyton, una vecina del barrio.
El concejal RN, Guido Hernández, fue uno de los participantes de la reunión de emergencia. Fue enfático en pedir un acuerdo para sanear esta problemática de raíz. Analiza con preocupación como vecinos le hacen llegar diariamente reclamos. «No es posible que se llame toda la noche y no haya respuesta por parte de Carabineros, una patrulla con dos o tres funcionarios no pueden dar cabida a tanta gente».
Pone sus dardos además en la administración Manouchehri, y es que añora un poco más de presencia. «Estas fiestas masivas ya no dan para más en la zona».