«Nos vamos a encontrar con gente que colabora ya sea de izquierda o de derecha, además de personas que nos ponen ruedas cuadradas…», asegura el delegado presidencial, Dr. Rubén Quezada.
Están los de «carrera», que no necesariamente responden al cargo de confianza, «pues su trabajo es de años en el servicio público», explica la autoridad.
De hecho, aseguró que «agradecemos y sabemos que el Estado funciona con los miles de funcionarios y funcionarias de carrera que no necesariamente responden a confianza».
Sin embargo, para aquellos con el mote «de confianza y cercanía», el camino es uno solo. Así lo estima.
«Tenemos un porcentaje menor de personeros de confianza, pero francamente hemos tenido de todo, puesto que algunos han dado noblemente, como creemos que corresponde, un paso al costado. Mientras otros han buscado la manera de mantenerse, independiente de la evaluación que podamos tener de su desempeño».
Pero como suele ocurrir en todos los gobiernos, «nos vamos a encontrar de todo: con gente que colabora, ya sea de izquierda o de derecha, y con gente de norte y del sur, además de personas que nos ponen ruedas cuadradas. Por lo mismo, nuestra misión es ir detectando eso, pero siempre respetando los derechos de los trabajadores para poder tomar decisiones en base al funcionamiento y no necesariamente a la ideología política».
Una fuente del gobierno señala que «a todas las personas que ostentan cargos de confianza se les pidió dejar presentada su renuncia antes que asumiera el Presidente Boric».
Dentro de los partidos del oficialismo comparten los dichos de la autoridad regional y reconocen que «se ha visto que la instalación ha sido un proceso bien difícil, toda vez que recién se está teniendo claridad sobre qué equipos van a poder contar para los nombres de confianza, entendiendo que son estas personas con las cuales las seremis se sienten confiadas para trabajar y llevar adelante la tarea», dijo Jhony Muñoz, de Comunes.
Aclara que «hay presencia de personas del anterior gobierno y eso ha sido una dificultad en este proceso, que es una realidad, y ya están los equipos jurídicos dedicados en los ministerios tomando acciones y viendo la posibilidad de despejar estos puestos de confianza, aunque entendemos que hay resoluciones de Contraloría y oficios que hacen difícil destituir personas de un momento a otro».
Sin embargo, añade que «habrá un cuidado de la carrera funcionaria de muchos profesionales que están dentro de las carteras, pero no obstante hay algunos que son operadores políticos. Y si bien no queremos hablar de despidos, porque todavía no hay nada claro respecto a las personas que son estrechamente colaboradoras del antiguo gobierno, lo más probable es que sí venga una situación para despejar, visto que no podemos trabajar sin confianza y se entiende».
Clara Olivares, presidenta regional del Partido Socialista, entiende que «las personas de confianza política deberían haber renunciado, y los que quedan son cargos de Alta Dirección Pública, cuya autoridad tiene un plazo de seis meses para pedirles la renuncia por mal desempeño o falta de confianza. Pero es una decisión que está en manos del delegado Presidencial y en la que no se puede intervenir».
Ella hace una distinción entre el funcionario y los cargos de confianza política, «puesto que los funcionarios y funcionarias de carrera, que son de planta, desempeñamos nuestras tareas de acuerdo a los lineamientos que nos entrega la autoridad, así que con el funcionario que es de planta o que tiene contrata de siete, ocho o diez años, por ejemplo, y que ha establecido la Corte Suprema en el último tiempo como confianza legítima, no tiene porque ser parte de evaluación política».
Desde el Partido por la Democracia, su presidente regional, Felipe Barraza, sostuvo que «cuando son cargos de mucha confianza y no son necesarios para la autoridad que viene entrando, deberían ser despedidos con el debido finiquito, y otros funcionarios deben esperar hasta fin de mes y ser evaluados como corresponde, pero los de mayor confianza, o sintonía que va ligada a la autoridad, deberían renunciar».