Durante la madrugada de este lunes aparecieron consignas anti
religiosas rayadas en las paredes de la Parroquia Sagrada Familia, de calle Los Liros en el sector Sindempart de Coquimbo. Símbolos polémicos, como el «666» o la cruz invertida, que no dejaron indiferentes a vecinos y, sobre todo, al curita del recinto de oración porteño.
Además, desconocidos prendieron fuego a la puerta principal de la iglesia, dejándola «de milagro» en pie. Tras el incidente, y a pesar que no se trató de un robo, se comprarán cámaras de televigilancia para el resguardo del perímetro.
Increíblemente, horas antes al ataque, en ese mismo recinto religioso la comunidad festejaba una emocionante misa de la chilenidad y sanación. Nadie podría imaginar que más tarde el lugar iba a ser foco de un acto directamente delincuencial.
Hecho ocurrido en el tranquilo barrio Sindempart, en uno de los templos más tradicionales del sector, debido a la alta asistencia a misas domingo a domingo de parte de los fieles católicos.
Desconocidos, medianter un plumón negro, escribieron nombres de supuestas agrupaciones ligadas a conceptos satánicos según estima la Biblia, aunque la astrología define al término de «la bestia» no necesariamente con significados negativos.
Pero lo cierto es que en la idiosincrasia chilena el «666» tiene connotación diabólica. En las paredes de la iglesia iba acompañado de confusas y breves terminaciones, como «Cybel Ghoul Gang» y «Helabroke», ligadas a la cultura pop coreana.
Además habrían juntado elementos de basura para prender fuego en la puerta de entrada de la iglesia, que terminó con un forado, dejándola casi inutilizable.
El párroco del recinto, junto a la coordinadora de la iglesia, lamentaron los hechos e hicieron la denuncia a Carabineros. El hecho preoucupa lo suficiente para que en un corto plazo se instale un circuito de vigilancia en la iglesia, para evitar cualquier otro intento de ataque.
Lamentablemente han sido varios los ataques en menos de un mes los que ha tenido que soportar el recinto. «Solicitamos urgente apoyo para tener más protección en el sector, ya que aparte de estos ataques de rayados y el quemar nuestro portal, ha habido asaltos, robos a vehículos e inmuebles cercanos», decía parte de la comunidad religiosa.
Si bien los sujetos no robaron nada, como si pasó hace algunos meses en la capilla de San Juan, donde los inescrupulosos incluso se llevaron el vino para la misa, el hecho de que individuos hayan merodeado el lugar sagrado con elementos incendiarios fue sinónimo de máxima preocupación.
La comunidad que asiste cada fin de semana condenó los hechos a través de redes sociales, y de desde ya organizaban una colecta para juntar recursos y así reparar los daños que dejó el cobarde ataque.
Para David Díaz, de la seguridad municipal, el hecho debería analizarse bajo el marco de un 11 de septiembre, jornada en que se conmemora el inicio de la dictadura cívico militar y donde es recurrente que sucedan incidentes o atentados contra instituciones que representan al Estado. «Suelen algunos desbandados confundir fechas y hacer este tipo de manifestaciones», dice a LA REGIÓN el jefe de los inspectores municipales.
Funcionarios del municipio serían los encargados de instalar las cámaras de seguridad que comprararía la comunidad religiosa de la parroquia afectada. «Fue el compromiso que adquirimos con el párroco, para que ellos sientan la seguridad de que por lo menos un hecho como este quedará registrado, entonces será nuestra gente la que instale en puntos estratégicos esas herramientas de ayuda.»
Con respecto al ataque en específico, Díaz señaló que «debido al tipo de mensajes no podemos descartar de que se trató de un ataque de índole religioso, que su objetivo no es otro que hacer daño al recinto, ya que al no robar nada no existe otra finalidad para un acto como ese. Intervino en el sitio de los hechos Dideco y seguridad municipal, y esperamos instalar en lo pronto estas cámaras de vigilancia», sentenció el jefe de la seguridad municipal David Díaz.
Había sido en octubre de 2018 la última vez de un hecho similar, cuando en aquella ocasión fue la iglesia de Guayacán la que despertó con un mensaje ocultista en su fachada.