Entienden que la situación por la pandemia es compleja,
«pero no se ha tenido mucho avance y por eso estamos un
poco preocupados», dice Alicia Acuña, presidenta y vocera.
Ella busca a su hermano desaparecido en 1977 desde el
Hospital de La Serena.
Su abuela falleció hace unos meses «y no conoció a unos de sus nietos. Eso es muy triste y no quiero que pase lo mismo con mis padres»…
La agrupación «Madres e Hijos se Buscan» lleva años exigiendo una investigación seria en la desaparición de sus hijos y hermanos desde hospitales de la región, hechos ocurridos entre los años 1973 y 1990.
Debidamente lo hacen desde agosto de 2018, cuando se formaron como ONG con personalidad jurídica.
En 2019 llegaron las primeras noticias, cuando el INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos) presentó querellas «contra quienes resulten responsables» por la desaparición forzosa de niños/as en esos años.
Antes, la madre de Alicia Acuña, que busca a su hijo desa- parecido en 1977 desde el Hospital de La Serena, lo hizo de manera privada.
Desde entonces nada han conseguido. Con el estallido social y la pandemia dicen que la investigación quizás- pudo tener un retraso. Y lo entiende Alicia, vocera y presidenta de la agrupación, «pero aun así estamos preocupados», se queja.
A juicio personal, las investigaciones iban bien encaminadas, «principalmente porque se logró encontrar al hijo -hoy ya adulto- de la señora Carmen Henríquez, quien lo buscó por treinta años».
En el caso de ella «seguramente había más antecedentes y las diligencias llegaron a puerto, a la persona, pero resulta que en el caso de las otras familias, como es la situación de mi hermano, por ejemplo, no se ha tenido mucho avance, y por eso estamos un poco preocupados».
La búsqueda no sólo se ha centrado en denuncias, en reuniones, sino que también en manifestaciones, incluso frente a los tribunales de justicia. «Pero nada», insiste Alicia.
Sin embargo, entiende que la situación hoy está compleja por el panorama en que se encuentra el país por culpa del coronavirus.
«Primero vino el estallido social y posteriormente la pandemia, que trajo una cuarentena en casi todo el país. Con todo esto no se han podido seguir desarrollando de mejor manera las diligencias, creemos, pero resulta que ya estamos volviendo a la normalidad y lo que buscamos, en el fondo, son respuestas y avances porque en realidad nadie se ha comunicado con nosotros, nadie nos ha dicho nada».
El ministro Vicente Hormazábal es el encargado de reconstruir los hechos y contrastar los testimonios desde que la Corte Suprema lo designara ministro en visita para las causas extraordinarias de derechos humanos, «y ha mandado a hacer una serie de diligencias en los hospitales de Coquimbo, Ovalle y La Serena para tratar de encontrar una pista de lo que habría pasado, y a mi gusto iban bien…», señala Acuña.
En el caso de su hermano, lo último que supo es que el ministro estaba pidiendo un registro de funcionarios, rastros de la ficha clínica de su madre, «y creo que pasaron algunos papeles, pero al final no se ha obtenido mucha información. También había quedado pendiente un registro de examen de ADN de mis padres en el Instituto Médico Legal, pero lamentablemente no hemos tenido noticia de eso. El tiempo pasa y no hay nada».
Acá estamos
Respecto al hospital de Vicuña, «se están haciendo diligencias por el caso de la señora Paulina, pues lo que nosotros sabemos es que la PDI ha estado investigando, haciendo interrogatorios a las personas que podrían saber algo y que podrían estar involucradas. Pero hasta el momento no hemos tenido nada concreto, sólo nombres de algunas personas».
Como agrupación dicen saber que «llamaron a declarar a algunos médicos y funcionarios que estaban en ese tiempo, pero ellos dicen que no se acuerdan de nada. Se supone que las querellas son para avanzar un poco, pero tampoco hemos sabido mucho. Comprendemos que producto del estallido social el INDH está un poco atareado de trabajo y que quizás no se ha podido dedicar mucho a lo nuestro, pero acá estamos…».
Lo que más lastima a estas familias, en el caso personal de Alicia Acuña, es que su abuela falleció el 30 de septiembre, «y te das cuenta que pasaron los años y ella no conoció a unos de sus nietos. Eso es muy triste y no quiero que pase lo mismo con mis padres, él de 73 y ella de 69 años. Tampoco quiero que se vayan sin saber qué fue lo que pasó. ¿Sabe? En realidad esa es la situación que más apremia a todas las familias, que es saber la verdad de lo que realmente pasó en esos años. Saber quién o quiénes fueron los responsables de todo esto».
Entiende que como agrupación nunca llegarán a ver a los presuntos responsables de las desapariciones de sus familiares entre las rejas, «pero al menos que hablen y que digan la verdad, que fue lo que pasó».
Todos estos casos bien podrían estar unidos a las cientos de «adopciones irregulares» que investiga el también ministro en visita Mario Carroza y cuyo margen de acción circunscrito va desde 1973 hasta 1990.