El sitio arqueológico El Olivar no deja de sorprender a los científicos. Ahora se ha revelado que durante una de las excavaciones arqueológicas se encontraron los restos de un hombre que poseía una estructura ósea muy distinta al resto de los individuos encontrados hasta ahora en ese lugar, considerado uno de los más importantes de Chile.
Este hallazgo se realizó en septiembre de 2016. Se trata de un hombre y de manera preliminar los investigadores han determinado que tenía una edad de entre 36 y 50 años.
«Al principio nos pareció que se trataba de un entierro similar a otros que ya habíamos encontrado, propios de momentos tardíos preincaicos de la cultura Diaguita, es decir, que podría ser de tiempos inmediatamente anteriores a la llegada de los Incas. Este individuo tenia una vasija cerámica, correspondiente a un plato zoomorfo, que tiene un rostro estilizado entre felino, hombre, y quizás algún otro animal. Hasta ahí era algo relativamente normal. En la medida que fuimos despejando el esqueleto, comenzamos a advertir que tenía una serie de marcadores músculo-esqueletales, en este caso, rastros de inserciones musculares, que se desarrollan en el hueso, y que dan cuenta de un desarrollo muscular extraordinario comparado con el resto de la población, incluso la actual», dijo a LA REGIÓN Gabriel Cantarutti, uno de los arqueólogos a cargo de los estudios en el sitio El Olivar.
A partir del análisis bioantropológicos preliminares los expertos han ido dilucidando la actividad física que habría desarrollado este individuo.
«Nos fuimos dando cuenta que a nivel de sus huesos, especialmente húmeros, radios, ulna, escápula, e incluso clavícula, era una persona que hacía acciones rotatorias anteriores, vale decir, hacia delante y rotatorias posteriores hacia atrás, bastante pronunciadas y recurrentes en el tiempo y que involucraban un uso de fuerza importante, la que fue generando que esta persona desarrollara una musculatura inusual, particularmente del pecho, espalda y brazos», afirmó.
«Decir algo con respecto a la ocupación de esta personas es algo difícil de hacer. Pero hay un elemento que también encontramos junto a este individuo que quizás nos permita barajar algunas hipótesis. Se trata de un gran instrumento de hueso, tallado a partir de una mandíbula de ballena, que mide unos 60 centímetros de largo por unos 15 centímetros de ancho. Creemos que puede ser la parte principal de un remo, que podría haber empleado una persona que navegaba en una balsa como las que existen en el Museo Arqueológico de La Serena. Si fuera un remo sería coincidente con movimientos que hubieran generado el desarrollo muscular de la persona. Entonces esa persona pudo tener un oficio de pescador navegante. Otra posibilidad es que el instrumento fuera la réplica simbólica de una pala, usualmente empleada en labores agrícolas y mineras, solo que en este caso, por ser de hueso, no sería muy funcional, ya que se rompería fácilmente en contacto con rocas o la misma tierra «, dijo Gabriel Cantarutti.