Pero este marcado crecimiento en telescopios de diversa tecnología debe hacer frente al también importante crecimiento de las ciudades producto del desarrollo inmobiliario. La Serena y Coquimbo es uno de los sectores que más ha crecido en viviendas, lo que significa un mayor aumento en la luminosidad que incide directamente en la observación nocturna de los cielos.
Ante esta situación los especialistas, entre ellos el astrónomo inglés Malcolm Smith, ex director de AURA y Miguel Roth, director del Observatorio Las Campanas, señalaron que a pesar de este incremento en Chile y en sus cielos aún es posible ver las estrellas de manera natural, situación que ya no ocurre en otras regiones del planeta. Ambos científicos concordaron en señalar que «en la Cuarta Región y en Chile existe un patrimonio que hemos sabido proteger, pero que tenemos que seguir cuidando desde la educación».
Roth manifestó durante el Seminario Internacional para la Protección del Cielo Nocturno del Norte de Chile que Chile está realizando lo correcto y que el trabajo para que los cielos se declaren Patrimonio de la Humanidad apunta en esta línea. «Lo más importante es que con el trabajo de mejorar la iluminación en las ciudades significa un ahorro de energía y recursos».
Desde el punto de vista científico en la región se ha trabajado en la implementación de una iluminación correcta que ha permitido disminuir la contaminación lumínica.
«En términos generales el progreso es inevitable y no queremos evitar esto, nuestro interés es que aumente de manera racional. Donde están los observatorios aún no se ven mayormente afectados por el crecimiento urbanístico y siguen estando en sectores aislados y hay que controlar las fuentes más lejanas como lo que ocurre en las grandes ciudades».
Si bien no se está en peligro ni en riesgo perder esta categoría de cielos limpios y oscuros que significaría que los observatorios emigraran a otros lugares como África.
«Tenemos que seguir aumentando este patrimonio intangible. Si bien no podemos tocar esto que es intangible sí podemos comparar lo que se puede ver en los cielos de Chile y en otras partes del mundo y eso es impagable».