Con un claro mensaje de defensa a la administración de los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría en los últimos 25 años, la presidenta Michelle Bachelet comenzó su intervención en el 21º Congreso de la Organización Democratacristiana de América en el excongreso nacional.
En su discurso, Bachelet se refirió a la figura de Patricio Aylwin y su labor en la conformación del pacto político “fundamental para dar gobernabilidad a un país que recuperó la democracia en las condiciones de deterioro social e institucional que suelen ser el saldo de los regímenes autoritarios”.
“Nuestra historia reciente es un camino coherente y a la vez reconocible de superación de diferencias, de búsqueda de acuerdos y de esfuerzo democrático por conseguir un desarrollo equitativo y más igualitario”, aseveró.
“Sin desconocer ninguna de nuestras flaquezas y debilidades, muy conscientes de los problemas que enfrentamos en el presente, creo que puedo decir que en nuestro país hemos sabido construir grandes alianzas y le hemos dado gobernabilidad democrática a la nación”.
“Lo que hemos logrado es una obra política consciente, no exenta de errores, pero tampoco exenta de grandeza, porque el centro y la izquierda han logrado confluir en un conglomerado cada vez más amplio y representativo en nuestro país”, dijo.
La alianza de los partidos, añadió Bachelet, ha sido llamada “interesante” y “sorprendente” para el exterior, y según la jefa de Estado, ocurre porque ha primado “lo verdaderamente importante por sobre lo que no es. Hemos puesto por delante lo que nos une por sobre lo que nos separa cuando se ha tratado de emprender las grandes tareas nacionales y dar respuesta a las demandas ciudadanas”.
Pues tal parece ahora que si la clase media no es de izquierda está “fregada”. Me refiero al estilo de izquierda a la chilena, pues es claro que en las naciones desarrolladas “ser de izquierda” es otra cosa. Las políticas ya no funcionan para aquellas familias que fueron clase media en tiempos de “la dictadura”; vale decir, familias formadas por funcionarios públicos de esa época. Ha sido un intercambio de riquezas sistemático, y por alguna razón que aun no entiendo las oportunidades de los hijos de esas familias se han visto mermadas en beneficio de la “clase trabajadora”, ya que al no encontrar trabajo ya no se pueden considerar clase trabajadora. Ahora todo es “pituto”, y si uno no habla la “jerga populista” ni anda en “marchas pacíficas” portando banderas rojas, simplemente ya no hay posibilidad; no si lo que uno quiere es trabajar por un sueldo digno. Una lástima, porque muchos “hijos de la dictadura”, como nos llaman ahora por el sólo hecho de no ser de izquierdas, sabemos hacer las cosas mucho mejor que muchos de aquellos que ahora se hacen llamar “profesionales”… en fin, por mi cuenta da igual: decidí irme del país, entre otras cosas porque nunca logré acostumbrarme a eso de la descortesía lingüística, tan marcada por las nuevas masas populares. Para nosotros llegó la hora de emigrar. Adiós Chile, recordaré con cariño tu época grande y gloriosa, bienvenida Europa, mi nueva patria.