En la actualidad son tres, y uno de ellos trabaja en el país altiplánico hace 13 años. «Es fuerte, porque es distinto al funcionamiento que existe en Chile», relata.
Tres son los voluntarios de bomberos de La Serena que hacen patria en Bolivia. Uno de ellos es Javier Rivera (54) hace 13 años.
Es especialista en emergencias de la gran minería, aunque primero partió como funcionario de la Asociación Chilena de Seguridad, donde conoció el mundo industrial, y luego lo hizo en Chuquicamata, donde llegó para hacerse cargo de las brigadas de emergencias.
Pero un día le llegó una invitación para trabajar en un proyecto de implementación de sistemas de emergencia en Bolivia, «y acá estoy, pronto a cumplir 14 años», cuenta Rivera, miembro honorario de la Quinta Compañía de La Serena.
Junto a él, Henry Berenguela (34) y Guillermo Naveas (54), ambos bomberos de la Primera Compañía.
«Llevo dos meses y no es fácil, ya que te piden cursos, cierta cantidad de años de bombero y mucha experiencia…», relata Berenguela a través del teléfono desde el pueblo de San Cristóbal, en la provincia de Nor Lípez, departamento de Potosí.
«Acá estamos a casi cuatro mil metros sobre el nivel del mar, así que estamos acostumbrados, somos unos collas más…», ríe.
Responder igual
Cuando a Rivera lo llamaron, no dudó un segundo, «y como era algo novedoso, decidí partir, aunque sigo viviendo en La Serena, pues para mis descansos, en turnos 14×14, me voy para allá», señala.
Y aunque la experiencia ha sido «extraordinaria» en cuanto al aprendizaje», para la pandemia dice que lo pasaron mal, «debido a que cerraron fronteras y tuvimos siete meses acá de corrido».
Su trabajo, además de entregar respuestas a las emergencias que se puedan generar tanto en el interior de la faena como en localidades cercana a la mina, es responder al igual que un bombero de ciudad, y al mismo tiempo hacer respuesta en el área industrial.
Explica que «acá el bombero es parte de la policía y desde que me vine hace 13 años hemos formado a 98 bomberos, que nos apoyan en los diferentes accidentes».
Geografía diferente
Su trabajo (remunerado) es prestarle servicios profesionales a una empresa. ¿Difícil tarea? «Es complejo, pues solo para ingresar debes pasar cerca de 12 cursos internos que te exige la minera, así que no cualquier voluntario puede llegar. Sin embargo, el bombero chileno está bien preparado».
En ese punto hace la diferencia con el boliviano, «puesto que acá el bombero es parte de la policía y el bombero voluntario se ve muy poco. Es más. Cuando existe una emergencia acá en Bolivia, acude el voluntario, pero al momento de llegar el bombero de la policía, el voluntario tiene que retirarse, ya que lamentablemente no se trabaja en conjunto, no se puede».
Reconoce Rivera que en varias oportunidades se les ha solicitado el apoyo para ir en ayuda de accidentes mineros a otros lugares, incluso llegando a sitios a 5.600 metros sobre el nivel del mar, «para hacer rescate en minería subterránea y obviamente por la especialidad que tenemos, que es el control y administración de emergencias».
Sí, en todo este tiempo han sido muchas las desgracias, «ya perdimos la cuenta y es fuerte, porque es distinto al funcionamiento que existe en Chile. Por ejemplo, en estos sectores no hay Instituto Médico Legal, así que el médico constata la muerte y el policía entrega el cuerpo a los familiares».
Situaciones difíciles, «pero bien puede ser porque la geografía acá es muy distinta a la que tenemos en Chile», por cuanto es muy complejo llegar con todos los recursos, como los tiene nuestro país.
«Además que las organizaciones internas también son distintas. Imagínate no considerar tener ayuda de bomberos voluntarios, o generar o impulsar que se creen cuerpos de bomberos en las distintas ciudades. Por eso que Bolivia y Perú se han apoyado en muchos procedimientos, reglamentos y estructuras que tiene los bomberos de Chile».
