Cuando alguien llega a vender productos en las chatarrerías, no se le pregunta procendencia ni se deja registro quien es el vendedor, independiente que se puede tratar de una camionada de alambres de cobre del que, por ejemplo, ha sido robado en extensiones de kilómetros en la comuna de La Higuera, o en el sector El Sauce, o como ha sucedido últimamente, en el centro de Coquimbo.
«Como gato», trepó un sujeto por un poste de la calle Sola, cerca del mall, en pleno centro de Coquimbo, y en un par de minutos cortó con alicate unos buenos metros de cable del tendido eléctrico del sector.
Posterior a eso, hizo lo propio con el poste de calle Recreo, dejando a todo el perímetro sin el suministro por 24 horas.
Los vecinos dicen estar cansados y quieren terminar con el problema de raíz, y solicitarán al alcalde que ejecute un decreto o una ordenanza municipal que vaya en la línea de «parar el incentivo a estos malandras», dijeron dirigentes muy enojados a este medio.
El hecho narrando fue observado en vivo y directo por el presidente de la junta de vecinos Centro Oriente, Richard Espinoza, quién encaró al sujeto y detuvo en parte el robo. «Salto con una facilidad para cortar el cable de una manera impresionante. Hizo lo suyo en poco tiempo y tuvo mala suerte, porque estaba justo pasando por el lugar. Sacó el cable de extremo a extremo de las calles afectadas y se fue rapidito hacia el sector Baquedano».
La agilidad del desconocido dejó a dos cuadras completas sin energía eléctrica. Recién este martes, personal municipal llegó hasta el sector para restablecer el suministro. «Se han robado más de 250 metros de cable, según cifras que nos han dado las autoridades en el último tiempo, entonces creo que llegó el momento de actuar. En pandemia este conflicto subió de escala y no se ha detenido».
En un comienzo, cuando las luminarias presentaban sus primeras imperfecciones, vecinos pensaron de que se trataba de fallas de origen y fueron a reclamar a la municipalidad. Al chequear en terreno se dieron cuenta de que la culpa sería presuntamente de los robos de cable, hurtos que tendrían a sus responsables completamente identificados.
«Todos saben quiénes son y a quienes se venden el cable. Las cámaras de seguridad deberían tenerlos completamente identificados, porque andan varios».
Robos que se extienden también en poblaciones como Porvenir o Victoria. Todos coinciden en que estas personas venden este producto en las chatarreras del barrio Baquedano, transformándose aparentemente en los grandes incentivadores de este oscuro negocio.
«Enviaremos un oficio formal al alcalde, para que vía ordenanza municipal, o decreto, prohíba a chatarreros que compren los cables de cobre que ofrecen estas personas. Así paramos este dilema de raíz. Porque generalmente estos tipos no quedan presos, por ser poco el dinero que hurtan, y queda todo como robo hormiga».
Agrega que ha habido casos donde el municipio de Coquimbo ha tenido que intervenir con estas plataformas jurídicas.
«Además si estamos hablando de cables que son administrados por el órgano municipal, deberían con mayor razón involucrarse, por último con una querella», cerró Espinoza, presidente de la junta de Vecinos Centro Oriente.
Revisando en Internet, dado la gran demanda que hay por comprar chatarra, hace pensar que se trata de un muy buen negocio. Hay páginas que ofrencen retirar la chatarra a domicilio; otras ofrecen total privacidad, y muchas ofrecen comprar cobre, fierro y baterías al kilo, es decir en pocas cantidades.
Quienes han ido a estos negocios aseguran que no es tanto lo que pagan. A veces ni siquiera cubre el costo del traslado de los materiales, en cambio cuando compran, los precios son muy subidos, tanto como en el comercio establecido, solo que en la chatarrería se paga la solución a un problema, como podría ser un fierro de un diámetro determinado o algo raro que no está en el comercio.