Video viralizado en la que un sujeto agrede a dos mujeres y dos menores en Coquimbo fue grabado por Camila, amiga de la víctima, la noches del lunes en un domicilio de la Villa Talinay
«Si yo no estoy, él los mata…». Una mujer relató su dramática historia, y que fue grabada por ella misma el día lunes al interior de un domicilio en la Villa Talinay, en Coquimbo.
Fue el día 3 de agosto cuando Camila Vallejos Caimapo, dirigenta social mapuche, acudió a la calle Su Santidad Papa Sotero para socorrer a Andrea (nombre ficticio), y sus dos hijos.
Eran cerca de las 20 horas. Antes, una llamada de alerta. «Mi amiga me llama y me dice que está asustada, que su pareja se había ido a la casa de la mamá con una botella de whisky y un vino, y sabía que iba a regresar, así que por favor que fuera. Le dije que iría», cuenta Camila, quien no obvió detalles para relatar lo vivió esa jornada de terror.
Nunca decía que le pegaba
Esta historia de agresión intrafamiliar no comenzó el lunes, sino que mucho antes. Hace más de dos años, tiempo que la pareja lleva de relación.
«Este año mi amiga sufrió una fuerte depresión por la muerte de su padre, y este sujeto se aprovechó de eso, de su vulnerabilidad, de toda su pena. Así partió con los maltratos psicológicos, y este lunes me enteré recién que él la golpeaba, y fue porque prácticamente Carabineros la presionó para contar la verdad. Ahí dijo que él la violentaba cuando puso la denuncia…».
Cuenta Camila que su amiga le decía que él intentó, que le quiso pegar, pero nunca que sí lo hacía. Por eso acudió cuando recibió esa llamada, porque presentía que algo malo podía ocurrir.
«Llegué a su casa, le puse candado a la puerta y no me alcancé a sentar en el living cuando la hermana de este sujeto apareció, sacó la reja y comenzó a pegarle patadas a la puerta, insultando. Después llegó Carabineros, se puso la denuncia por amenazas y, de paso, por los golpes y violencia intrafamiliar que mi amiga recibía».
Se fueron los tres. Lo propio la patrulla, «cuando se les dijo que no, que el tipo podía regresar».
Y así fue. En menos de cinco minutos aparecen las dos mujeres, y él, como no pudo entrar por la puerta, «se mete por el segundo piso, por la parte del balcón y llega hasta el patio donde estábamos», detalla Vallejos Caimapo.
Este sujeto como vio a Camila en el lugar, que en todo momento no se alejó de su amiga e hijos, se puso a llorar: ‘quiero arreglar las cosas, que ella me engaño, decía. Entonces me pidió que me fuera. Pero como no le hice caso se transformó, se metió a la cocina y comenzó a tirarnos las cosas. Ahí parte todo: insultos, agresiones…», relata.
En el interior sólo estaban los dos niños, la madre, Camila y él. Afuera, sin poder entrar, su hermana y madre.
«En estas situaciones de extrema violencia, o yo era chora o nos mataban a los cuatro; no había otra posibilidad. Si mostraba temor él se iba a provechar de la situación, porque así tenía a mi amiga: asustada y con miedo. Si hace cuanto tiempo que él la golpeaba y ella estaba en silencio, sin denunciar».
Quizás la vergüenza, o el temor a la sociedad, llevaron a Andrea a sentirse encerrada en medio de un angustiante contexto de violencia y maltrato, y también en soledad, «pues ella siempre trató que sus hijos no se enteraran de nada».
Sin el video ella se va detenida
Esa noche, en medio de gritos desesperados y arrebatos, Camila cree que «si yo no estoy, él los mata, puesto que él le hubiese quitado la llaves para que entraran su madre y hermana y le hubiesen pegado entre los tres».
Para estas amigas el temor persiste. También la rabia e impotencia, «puesto que Carabineros se demoró como 25 minutos en llegar al lugar, no seis como ellos aseguran. ¿Sabe? Él, después de todo lo que hizo, estaba llorando en el living, diciendo que era mi amiga quien lo maltrataba, que ella había destruido todo, que era la culpable, que siempre hacía esas cosas. Entonces tuve que mostrarles el video de lo que había pasado minutos antes para que supieran la verdad. El Carabinero me dijo: ¿Este es el mismo que está adentro? ¡Sí, el mismo…!, le respondí».
Reconoce Camila que se hicieron una imagen distinta, porque «cuando llegaron los Carabineros se encontraron con la madre y la hermana afuera y le contaron su versión, que nosotras nos habíamos tomado la casa, que no las dejábamos entrar… ¡Si no les muestro el video es mi amiga la que se va detenida!», insiste.
Los tres fueron llevados a centros asistenciales para constatar lesiones, aunque las perjudicadas fueran ellas, «ya que él me reventó un vaso en la boca y quedamos llenas de cortes con todo lo que nos tiró».
Esa noche el sujeto quedó detenido, al día siguiente fue formalizado por lesiones contra ambas mujeres, con prohibición de acercarse a ellas y con un plazo de 60 días para investigar.
Una determinación
que Camila no entiende
«Este sujeto está libre y sigue molestándola. ¿Es tan complicado que pongan un recurso de protección para mi amiga? Necesitamos que hagan el trabajo, que agilicen los procesos, porque mi amiga aún está vulnerable, y es porque este tipo, a pesar de haber salido en el video y que lo haya funado todo el mundo, continúa acosándola: la llama, le manda mensajes. Entonces no aprende y si esto sigue a ella le pasará algo».
De las autoridades no espera mucho. Porque recién el miércoles se contactan de Sernameg para ofrecerle atención psicológica y una abogada, «pero porque el video se hizo viral. Sé que le trabajo de Sernameg es hacer el acompañamiento, pero no saben cómo son las cosas si no viven la gravedad del asunto».