Aprovechando su visita a La Serena por la difusión del proyecto de Ley que busca reducir a 40 horas la jornada laboral, la diputada se tomó el tiempo para dialogar con Diario La Región.
¿Qué ruega Camila Vallejo?
«Ruego paz, felicidad, una sociedad donde los niños puedan jugar libres por las calles y que sean lo que quieran ser, y donde no estemos preocupados todos los días de cómo poder alimentarse al día siguiente, y no más guerras, por favor. No entiendo cómo si es que existe algún Dios permite tanta muerte y tanta hambre…».
¿Atea por ser comunista o por convicción?
«Es porque no me logro explicar cómo si es que existe un Dios permite que niños y niñas mueran en guerras, que mueran de hambre o sean abusados, así que no lo logro entender, de verdad. ¡Ah! Hay varios comunistas que conozco y que son creyentes…».
Las instituciones están por el suelo, entre ellas la Iglesia Católica. ¿Faltan curas como (André) Jarlán y (Pierre) Dubois?
«Sí, claro. Como comunistas, en la historia siempre hemos tenido muy buena relación con parte importante de sectores creyentes o de la iglesia, de los que venían más de la Teología de la Liberación, aquellos curas de calle, de la población, que realmente llevaban a la practica la palabra de Dios como creían, porque no solamente se conformaban con el rezo».
¿Qué le pareció el cambio de Gabinete?
«Me parecen cambios cosméticos, pues no han permitido mejorar la gestión y la política de este Gobierno. Acá tenemos un problema de fondo más que de rostros, porque entra Jaime Mañalich, que mintió descaradamente al país en un tema tan sensible como la salud y la lista de espera. Más que cambiar la política y garantizar una buena gestión, es una especie de volador de luz para hacer parecer que todo cambia, que las cosas pueden mejorar, pero que al final no van a mejorar, sino que pueden empeorar».
¿Viene cuesta abajo el Gobierno, al menos así lo indica la última encuesta Cadem, donde la aprobación al gobierno de Piñera cayó al 25%?
«La encuesta es un elemento importante que hay que tener sobre la mesa, pero es cosa de ver a tu alrededor. La gente te dice, yo voté por Piñera y mira dónde estamos, dónde está la solución a las pensiones, dónde está la propuesta educacional, con una ministra que más bien parece del Interior y que no dialoga. Hay una promesa que se vendió y que tiene que ver con los grandes acuerdos nacionales, de los cuales tuvimos dos hechos que a la larga no se tradujeron en cumplimiento y que, además, en la práctica se ha transformado en una imposición unilateral de propuestas, donde la oposición y la gente que piensa distinto, en un espacio democrático, no es considerada. Hay incumplimientos en lo que prometió en cuanto a crecimiento económico, delincuencia, salud, pensión, pero también a la forma de gobernar, supuestamente abierta al diálogo y a la construcción de grandes acuerdos nacionales, pero que en la práctica ha sido sólo discurso, porque al final es imposición, autoritarismo, practicas represivas, descalificación a la oposición y nada de construcción participativa».
En ese sentido, ¿es el momento para que la oposición lo capitalice a su favor?
«Yo creo que sí, aunque no ha sido fácil. En esto hay que ser muy autocritico, pues la oposición ha estado muy desarticulada, ya que después de las elecciones fue evidente la desarticulación, la falta de horizonte en cuanto a proponer una alternativa, no solamente para la gestión en el Congreso, sino que también una alternativa de Gobierno que se visualizara con liderazgo, por tanto está es una oportunidad y hay que saber aprovecharla. Por ejemplo, esta iniciativa de las 40 horas nos ha unido, porque es una propuesta para el país. Así que tengo confianza en que este tipo de situaciones vaya construyendo un camino bien pavimentando».
Respecto al paro de profesores, José Antonio Kast dijo que era una vergüenza y que mejor marcharan los fines de semana…
«No entiende de paros y de lo que ha sido la lucha sindical de los trabajadores y, particularmente de los profesores, porque para que los profesores sean escuchados de verdad deben aplicar este tipo de medidas, dado que llevan tiempo conversando con el subsecretario de educación y no han tenido respuesta. Si no ejercen presión no se pueden sentar a negociar, así que si él pretende que paralicen la actividad familiar de un fin de semana para generar presión, en verdad que está totalmente perdido».
¿Le hace bien al país la irrupción de un nuevo partido de derecha?
«La verdad que no, y es sumamente peligrosa esta emergencia de posiciones y liderazgos de corte fascista, como lo hemos visto en Brasil, cuyo presidente actual es muy amigo de los sectores de ultraderecha en Chile. Por lo tanto, la única manera de hacerle frente a esta situación, es que reamente la oposición y los sectores progresistas democráticos tengan capacidad de generar una alternativa de Gobierno y que haga sentido a los grandes temas que hoy son sensibles para la ciudadanía. Aunque tampoco subestimaría ese liderazgo populismo de derecha y radical, pues es un riesgo y no para la izquierda, sino que para el país en su conjunto».