Fue construido el año 1956 como parte del llamado Plan Serena. Sus melodías son recordadas con nostalgia por los habitantes más antiguos de la ciudad. El Carrillón, sistema mecánico musical, ubicado en el cerro San Lucía hoy se encuentra inoperativo.
Durante sus años más gloriosos permitió que varios sectores de la ciudad pudieran disfrutar de agradables melodías y también las señales horarias. Eso se mantuvo hasta la década del 70.
Más tarde, sufrió su primer proceso de modernización en donde se le adicionó un equipo de amplificación. Sin embargo, hoy su mecanismo mecánico, que tiene más de 60 años, se encuentra inutilizado. Se trata de un rodillo o cilindro que gira las partituras musicales que finalmente generan los sonidos.
Durante el último concejo comunal de La Serena se destacó la importancia de valorar y rescatar las tradiciones serenenses que le han dado la identidad a la ciudad y una de ellas fue justamente el Carillón.
Es por ello que ayer los concejales Alejandro Pino Uribe y Jocelyn Lizama, acompañados de LA REGIÓN, llegaron hasta el recinto para conocer en terreno el estado de este patrimonio cultural de la ciudad.
«Llegamos hasta este lugar para ver la fórmula para restituirle a la ciudad un patrimonio que tiene el regimiento y que nace con el Plan Serena y con los sueños de don Gabriel González Videla de contar con un Carillón que durante décadas funcionó muy bien. La Asociación Chilena de Seguridad, mientras yo fui gerente ayudó a restaurar y poner en valor. Creo que es bueno recuperar el patrimonio y creemos que desde la municipalidad podemos conseguir que vuelva a funcionar. No es una cosa fácil, hay que conseguir recursos», afirmó el concejal, Alejandro Pino Uribe.
Aunque aún no se ha definido un presupuesto para su puesta en marcha, en la oportunidad se analizó la necesidad de arreglar el rodillo, para ello será necesario traer desde Santiago a un constructor de organillos y experto en la llamada «Música Mecánica» y también modernizar el sistema de audio. Cabe recordar que cuenta con 53 bocinas que permiten que sonido se escuche a una distancia de 15 kilómetros a la redonda.
«Este lugar es el simbólico para la identidad de los serenenses. Si bien no es un monumento nacional, aunque que se construyó en los años 50, el sonido de que de aquí se emitía entregaba una sensación de emoción, de placer y que la gente añora. Por eso estamos acá para ver de qué manera podemos recuperar su funcionamiento, quizás de una manera más moderna, pero sin perder lo que significa este patrimonio. Queremos que la gente vuelva a disfrutar de sus sonidos y en horarios que sean cómodos para el diario vivir», afirmó la concejala Jocelyn Lizama.