Chile ha tenido un importante desarrollo en los últimos años, lo que le valió ingresar al selecto grupo de 34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esto no sólo implicó jugar en las grandes ligas, sino que aumentar el nivel de comparación y competitividad. Allí quedó en evidencia uno los flancos más débiles que posee: La infraestructura.
En esa línea, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) elabora periódicamente un material de consulta sobre este tema y que el año pasado se denominó «Infraestructura Crítica para el Desarrollo: Bases para un Chile Sostenible 2016 – 2025», el que plantea la existencia de un déficit de US$151 mil millones. Si bien la cifra alarma, el impacto no sólo se da en calidad de vida o conectividad, sino que en la economía del país, debido a que si se lograse cubrir esa brecha, el crecimiento anual de sería en torno al 6%, cifra bastante superior a las estimaciones actuales que rondan en el 2%.
El panorama en la Región de Coquimbo no dista mucho de esa realidad nacional, razón por la cual la Seremi de Obras Públicas, a través de su Dirección de Planeamiento, convocó a los más importantes actores locales para diseñar una mirada de Infraestructura 30/30, entre ellos la CChC La Serena.
A nombre del gremio constructor, fue su presidente regional, Martín Bruna, quien tomó la posta y estableció las iniciativas que debiesen ser prioritarias en los próximos 30 años. Para ello, Bruna se apoyó en los conceptos técnicos que sostienen la Infraestructura: Basal, que nos conecta y de Uso Social.
PROPUESTAS
La infraestructura basal se relaciona con los recursos hídricos y cómo el gremio apuesta por el agua como bien esencial para el desarrollo productivo. Es así como se busca el impulso de embalses y sistemas de captación para solventar el consumo humano y unidades productivas como la minería, la agroindustria, la construcción, el turismo y otros. «La energía también es clave, asumiendo el fortalecimiento que debe tener la matriz nacional para darle seguridad al país y bajar los costos que son de los más altos de América Latina», acotó Martín Bruna.
En cuanto a la infraestructura que nos conecta, la vialidad urbana es prioritaria, asumiendo que la conurbación La Serena – Coquimbo presenta un déficit de US$133 millones debiendo solucionar problemas de conectividad con nuevos pasos sobrenivel en La Herradura y Sindempart. Asimismo, debemos contar con alternativas para la Ruta 5 Norte como Pedro Pablo Muñoz – El Santo – Las Garzas; el ya iniciado Eje Cisternas – Las Torres, además de obras como la doble vía de Avenida Cuatro Esquinas. «No podemos olvidar la disposición de un tranvía que agilice el desplazamiento en la conurbación y un ferrocarril que conecte la fuerza productiva -principalmente minera y agrícola- de las provincias de Limarí y Choapa con un gran puerto en La Higuera», sentenció Bruna.