La iniciativa, que tiene como objetivo incentivar la inclusión laboral de jóvenes entre 18 y 28 años, permite distribuir las horas de trabajo de forma continua o discontinua, fue aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados.
Tras dos intensas jornadas de debate, que partió el miércoles, la instancia aprobó en general la iniciativa por 83 votos a favor, 51 en contra y cuatro abstenciones, y luego procedió a la votación en particular, donde se ratificó en general el articulado que fue despachado por las comisiones del Trabajo y de Hacienda. La excepción fueron tres disposiciones de un artículo que regula el término del contrato de este estatuto especial, las cuales fueron rechazadas.
En la discusión en particular, se desarrollaron más de veinte votaciones destinadas a ratificar algunas normas en particular o para considerar indicaciones renovadas. El oficialismo se manifestó a favor de la iniciativa, en particular al estimarla una oportunidad para aumentar la empleabilidad formal de los jóvenes que estudian. No obstante, un sector de la oposición se declaró en contra por considerar que la iniciativa implica una precarización del empleo y una vulneración de derechos para estos trabajadores. El texto ahora deberá ser revisado por el Senado.
Para comprender más sobre los alcances de esta ley, LA REGIÓN conversó con el diputado Francisco Eguiguren, quien integra la Comisión de Trabajo de la cámara baja.
Según señaló el parlamentario, «pudimos aprobar con una gran mayoría el proyecto de ley de estudiantes trabajadores, que lo que busca es permitirles a los jóvenes estudiantes, poder complementar sus estudios con su trabajo».
«Hoy es una aspiración muy profunda de un gran grupo de jóvenes que se sienten marginados de un apoyo legal, tienen un trabajo precario, un 43% de los jóvenes se declara trabajando en la informalidad, eso significa contrato de trabajo cero, sin seguros de ninguna naturaleza, sin salud, sin indemnizaciones, sin nada que lo proteja» agregó el legislador.
Según explicó el parlamentario, «este contrato alternativo de estudiantes trabajadores, lo que viene a provocar es a formalizar el trabajo, permitirle que tengan una jornada discontinua con un máximo de 30 horas semanales y que le haga sentido de acuerdo a su malla curricular en la universidades o institutos técnicos».
Dentro de las ventajas que otorgar esta ley, dio como ejemplo si en la mañana hay una ventana horaria de 2 horas y en la tarde otra hora, esto se puede ocupar en trabajar, «cosa que hoy no se puede porque si no es una jornada continua, no hay ninguna posibilidad de poder complementar estudios y trabajo» sostuvo.
Ante la consulta si las empresas estaban listas para estas jornadas de trabajo, el parlamentario comentó que «si no lo están, bienvenido el cambio cultural a las empresas porque tienen que ir cambiando, como en el tema de la inclusión, todos somos importantes, si ya se dictó la ley de inclusión laboral, recién estamos con una exigencia del 1% de la plata, que es bien bajo, las empresas tienen que ir a la inclusión total donde las personas valgan por lo que son y que las capacidades sean valoradas».
«Las empresas tienen que ir adecuándose, no es de los tiempos en que nosotros vivimos, trabajar 8 horas continúas cuando la verdad la persona tiene que desarrollar un futuro para él y para el país es un muy importante, mientras más jóvenes estudian, más grande va a ser este país» agregó el diputado.
Por su parte, Matías Villalobos, seremi de Trabajo de la región de Coquimbo, valoró esta inicitiva e indicó que «sin duda esta noticia es positiva para los jóvenes que estudian y trabajan, ya que les permite salir de la desprotección en la que se encuentran, sin contratos, sin el pago de cotizaciones, ni previsión. Este proyecto busca que todo aquel joven que quiera trabajar y estudiar lo haga, sin perder ningún beneficio».