Aun cuando no están dadas todas las condiciones para el uso de este vehículo, cada día son más los ciclistas en nuestras calles de La Serena y Coquimbo.
En la zona no hay la infraestructura suficiente para utilizar este vehículo, por lo que muchas personas desisten de trasladarse a sus trabajos en ella por temor a un accidente.
Héctor Díaz, coordinador del Movimiento Furiosos Ciclistas de Coquimbo, señala que «tanto La Serena como Coquimbo, y especialmente esta última, la infraestructura es ineficiente. Y a la fecha, las soluciones han llegado hasta las etapas de estudio. En marzo de este año, la seremi de Transportes informó que se convertirían 1000 millones de pesos para construir 12 kilómetros de ciclovías en la Serena, y quedando un mes para que finalice el año, aún estamos esperando que se realice. Con eso te digo todo respecto a la seriedad con que se toma el asunto».
Para Díaz, si se hacen veredas más anchas y se construyen más ciclovías y áreas verdes, se fomenta la utilización de medios alternativos de transporte. «Por ejemplo, y para aprovechar la iniciativa del alcalde Jacob de sacar por fin los maceteros con maleza y plantar árboles y sacar los topes, por qué no al sacar estos topes ocupa el espacio de dos baldosas, las pinta de azul y listo: ciclobanda creada por Cordovéz, Cienfuegos, O’Higgins… Casi cero pesos».
Otra idea que expone el coordinador es por qué a cada proyecto inmobiliario nuevo no se le exige que «en su salida principal y en todo el ancho de su proyecto se incluya una ciclovía…»
Raúl Estay, también coordinador de los Furiosos Ciclistas, señala respecto de la seguridad que es un círculo vicioso, ya que «si no se fomenta el uso de la bicicleta en la calzada, los automovilistas no se van a acostumbrar a vernos en la calle… Me demoro 15 minutos en un trayecto que en micro me toma 45, en colectivo 40 y automóvil personal 35». Explica que la bicicleta ya no es sinónimo de pobreza como alguna vez se mal entendía, Por el contrario, es sinónimo de una buena opción como calidad de vida.