Durante el fin de semana pasado en la Quebrada de Paihuano, la aparición de material de construcción que indicaba posibles trabajos relacionados con la minería, generaron el asombro e inmediato rechazo tanto del alcalde Hernán Ahumada, como de los vecinos del sector. Un comunero en entrevista con LA REGIÓN, aclara a quien pertenecen esas exploraciones y enfatiza en que la minería existe hace décadas en ese sector del valle.
Francisco Zepeda, comunero de la Quebrada de Paihuano, quien hace más de 40 años tiene 39 mensuras en el sector, heredadas de su padre, dio a conocer que la minería en el valle, aunque en menor escala, siempre ha existido.
En la quebrada de Paihuano son 39 comuneros, no todos muy al día en temas legales, pero fueron ellos quien autorizaron el uso de servidumbres y la instalación de mensuras para exploraciones mineras en el lugar.
Zepeda enfatiza en que los responsables fueron a la comunidad y le pidieron autorización para mensurar, y les llevaron las copias de los documentos legales y topográficos.
«El perito anda haciendo su trabajo, porque la mina no es de él, son varias pertenecías, y aparte que son muchas hectáreas a mensurar, hablé con la persona que andaba y con los dirigentes de la Quebrada de Paihuano y San Andrés, porque mantenemos cerrado con llave», relata.
Y agrega que «le dimos permiso y le arrendamos un lado para que ellos hicieran su mensura, y una de las cosas que también conversamos… porque a estas cosas uno no se puede negar, porque está todo regulado por la ley de minería, el juzgado, y estaban claros que si nos negábamos podrían entrar con la fuerza pública».
«Y como algo domino porque tengo una minera en la Quebrada de Paihuano, le dijimos que mensuraran, porque igual son muchas las hectáreas que está pidiendo esta minera», sostiene.
Consultado quien estaba detrás de estas mensuras, Zepeda señala que corresponde a Freddy Catalicio Caques Pereira, quien sería representante legal de la Sociedad Legal Minera María Esbenda, «están los papeles y tengo todas las mensuras que le pedimos», explica.
«Tengo mineras»
Zepeda comenta que tienen mineras con sus hermanos, que fueron heredados de su padre en los años 60’, y son cerca de 165 hectáreas con 39 pertenencias, aunque originalmente era 60, y por problemas económicos las abandonaron, y que actualmente paga una patente anual cercana al millón de pesos.
El comunero tiene las minas sin explotar debido a que no tiene los medios económicos para poder hacerlo, pero en el sitio existen yacimientos de cobre, oro y plata, que no se encuentran a más de 8 kilómetros de la comuna de Paihuano.
«Tengo análisis mineros y todo como corresponde, pero el problema es que nunca lo hemos podido hacer andar por problemas económicos», señala.
Postura del alcalde
Respecto a la postura del edil de Paihuano, Hernán Ahumada, quien se ha mostrado abiertamente en contra de proyectos mineros, Zepeda comenta que «he ahí mi problema, porque en la declaración dijo que iba a averiguar a quien corresponde y es fácil.
«El alcalde debería tomar otros caminos, no tiene por qué ir a oponerse cuando tiene que consultarlo con el seremi de minería o con el ministro, o al juzgado, para que el mismo tribunal le informe lo que se está haciendo», señala.
Y puntualiza en que «no sé por qué una autoridad hace estas cosas cuando tiene que saber la ley… todo se puede hacer, pero bien rayada la cancha».
No sería la primera incursión minera
Francisco Zepeda relata que en la Quebrada de Paihuano la minería, aunque mayormente pequeña, siempre ha existido, «en la Quebrada hay una minera que se llama la Porfiada, que va del 1 al 39, que está al día, y tengo otra que se llama Berta Elvira Durán, que es de un amigo mío, al día con sus patentes, al lado hay otra que se llama La Rosario, que también conocía al dueño y ahora la tienen los nietos, todas con patentes pagadas».
«En un terreno mío aparecen otras mineras, que se llaman la Fallerón y la Mina el Cordel, aunque dudo que estén pagadas», agrega.
Y concluye con que «además han aparecido otras y en la Quebrada de Paihuano hay cinco o seis mineras que pagan sus patentes».