Con pronóstico de suma gravedad, hasta ayer al cierre de esta edición, permanecía internado en el hospital San Pablo de Coquimbo Ramón Araya Arancibia, de 87 años, afectado por el estafilococo aureaus, que estaría presente en locos que comió, lo que le provocó una falla multisistémica, misma patología que le costó la vida el martes en la noche a su hermana Eloísa Gómez Arancibia, de 76 años, quien también consumió los mismos mariscos.
El director subrogante del recinto hospitalario, Eduardo Nieme Bujalil, dio a conocer el tratamiento al que ha sido sometido Araya, quien sigue con pronóstico de suma gravedad.
«Este paciente está en la Unidad de Cuidados Intensivos, en estos momentos se encuentra grave y se le confirmó el estafilococo aureaus. Se halla con apoyo ventilatorio con riesgo vital».
Además el médico explicó que por haber sufrido una falla multisistémica tuvo que ser sometido a diálisis para limpiar su sangre. «Cuando tenemos este tipo de infecciones se comprometen pulmones, corazón y varios órganos y por eso por problemas al riñón está con apoyo dialítico; se le está haciendo diálisis para eliminar toxinas que el riñón no lo puede hacer.
Respecto a que si la referida bacteria estaría presente en los locos que ambos parientes adquirieron a un vendedor ambulante en la ciudad puerto y que tras comerlo junto a familiares y amigos debieron concurrir el sábado al centro de salud al presentar vómitos y deposiciones, el director Nieme dijo que «podemos presumir objetivamente que ellos consumieron ese tipo de alimentos y no solo ellos sino que varias personas más, desencadenándose esta situación, pero lo más probable es que así sea».
En el caso de Héctor Solari Solari, quien también consumió los mismos mariscos junto a la fallecida y a Araya, Nieme comunicó que ha respondido positivamente a los cuidados médicos, presentando una mejoría en su cuadro.
«El segundo paciente varón está estable y también se le confirmó estafilococo aureaus, pero los pacientes de edad tienen patologías asociadas que pueden derivar en una descompensación porque en los extremos de la vida la salud es frágil».