Con más de 40 años en el rubro, José Malebrán sufrió el peor golpe, cuando un conductor ebrio arrasó con su quiosco. Todavía cabizbajo y sin saber exactamente cómo lo hará, está convencido que saldrá adelante como sea y volverá a levantar el negocio que implementaron sus padres en la misma esquina durante los años 60.

De lo policial a lo humano. Fue a las 02.00 de la madrugada de este martes cuando Carabineros recibió la alerta. El conductor de un automóvil que transitaba por la intersección de Balmaceda con Cordovez, perdió el control del vehículo, impactando directamente el quiosco que está en el lugar, destruyéndolo por completo.

Después siguió lo lamentable. Los sujetos que a esas horas de la madrugada transitaban por el sector, aprovecharon la oportunidad de manera artera y malintencionada. Sin pensar en el daño ya causado al suplementero, tomaron las especies que habían quedado en el suelo o entre los escombros del quiosco. Aunque Carabineros no pudo capturarlos a todos, sí logró detener a dos individuos por el delito de hurto.

El alcohol

Como tantas veces, el alcohol fue protagonista del accidente. El conductor, según constató personal de la Primera Comisaría de La Serena, «se encontraba en absoluto estado de ebriedad», por lo que se procedió a su inmediata detención, quedando a disposición del Ministerio Público, desde donde será citado en los próximos días para responder por sus acciones. Por lo pronto, se mantiene bajo apercibimiento.

En Carabineros condenaron el actuar del individuo, reiterando la importancia de la responsabilidad en la conducción. «Es fundamental que las personas entiendan e internalicen que la conducción no es compatible con la ingesta de alcohol. Aquí estamos viendo un ejemplo de las consecuencias que puede generar una conducta irresponsable, con daños a un tercero que, sin tener vinculación con el hecho, perdió su fuente de trabajo. Debemos ser enfáticos y condenar cualquier conducta que pueda poner en riesgo la vida y reiterar el llamado a la responsabilidad en la conducción», indicó el comisario de la Primera Comisaría La Serena, teniente coronel José Ramírez.

Una vida en el suelo

José Malebrán es suplementero de toda la vida. Hace décadas que tiene su quiosco en la intersección de Balmaceda con Cordovez y nunca imaginó que algún día vería el trabajo de años literalmente convertido en escombros y en el suelo.

Recibió la noticia cerca de las 07.00 de la mañana y se trasladó hasta el lugar, pero nunca pensó que el daño era total.

«La verdad es que yo pensé que el quiosco estaba dado vuelta nomás, pero nunca pensé que estaba destruido. En este momento es pérdida total y estoy obligado a mandar a hacer un quisco nuevo», manifiesta un cabizbajo trabajador, quien estando en el lugar, remarca que aquella estructura que ahora yace destruida siempre ha sido su única fuente de subsistencia.

Malebrán se sorprende con la poca empatía y la indolencia de la gente, que cuando vio el quiosco caído lo primero que hizo fue robar. «Bueno, uno entiende que pueden ser delincuentes, pero tal vez no, de todas formas, es muy mala clase hacer lo que hicieron, viendo que estaba todo destruido. Se tiraron básicamente a los cigarros, yo calculo que se llevaron alrededor de un millón y medio de pesos en puro cigarro, y en cuanto a la pérdida total, aquí hay más de 10 millones de pesos, más los días que voy a estar sin trabajar. El tema es bien complejo para mí y para mi familia», relató el suplementero.

Comenzó en 1967

Ser suplementero para este hombre es hablar del trabajo de toda la vida. «No podría hacer otra cosa», remarca. La que empezó con todo fue su madre, quien el año 1967 se instaló allí mismo, primero vendiendo en el suelo y luego en un quiosco de madera.

«En la familia todos somos suplementeros, mis hermanos, y gracias a este trabajo hemos sacado adelante a nuestros hijos. En mi caso, los dos son profesionales y todo gracias al trabajo y la gente que no nos ha dejado de comprar», expresa José.

Lo ocurrido llega en el peor momento. Con la crisis de seguridad, el trabajador afirma que las ventas han bajado debido a que las personas andan menos en la calle y hasta horarios más restringidos, lo que hace que tenga menos tiempo abierto su negocio. «Hemos estado en presencia de una ola de robos. A mí en mayo me abrieron el quiosco y me robaron, y esto es algo que le viene pasando a varios colegas», cuenta.

Pide apoyos y pone el acento en que los suplementeros son un patrimonio nacional. Enfatiza en que el municipio lo fue a visitar, eso sí, espera que no se olviden de él en lo venidero. «Lo que le pido yo a la autoridad, es que nos brinde una mano, que no nos dejen botados. Y si hay alguna empresa que trabaje en estructuras metálicas, que me puedan fabricar un quiosco, que puedan hacerlo. Yo puedo pedir un préstamo y pagarlo, no quiero ni espero que me lo regalen. Soy un hombre de trabajo y nunca nadie me ha regalado nada», finaliza José Malebrán, quien espera levantarse pronto y seguir en la misma esquina donde ha desarrollado su labor desde hace más de 40 años.

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