Nació en Coquimbo y gran parte de su infancia y adolescencia la pasó en hogares dependientes del Servicio Nacional de Menores. Huyó de Coquimbo perseguido por la iglesia, escribió un libro, hoy estudia trabajo social y su motivación es clara: «La única manera de proteger la infancia es que los niños puedan llegar a la Constitución…»
Edison Gallardo (43) nació en Coquimbo y a los 25 años tuvo que huir, porque estaba siendo perseguido por la iglesia debido a las denuncias que hizo. Con el tiempo, ya en Santiago, en su libro «Mi infierno en el Sename», relatado en primera persona, cuenta su historia cuando era interno del Hogar Redes de Coquimbo, dependiente justamente del Servicio Nacional de Menores.
Hoy está radicado en la capital, aunque con domicilio en Coquimbo, en la calle Llanquihue. Estudia trabajo social, con la carrera de derecho en pausa, y decidido a ser candidato a constituyente -plazo para inscribirse hasta el 11 de enero- como independiente por el movimiento Independientes No Neutrales.
«Mis principales motivaciones son haber estado en demasiadas comisiones para solucionar las problemáticas de protección infantil, y porque te das cuenta de que lo que el Estado y los diputados han escrito con la mano, el gobierno de turno lo borra con el codo. Y cuando me refiero a distintas comisiones, son la de Infancia, Familia, de Constitución, Especial, de Derechos Humanos y Comisión Investigadora de Niños de Desaparecidos. Es un paseo cotidiano por los pasillos del Congreso y cada vez que se daba una indicación, esta era ingresada pero después eliminada por el Gobierno…».
Sin embargo, para Gallardo otro de los factores que lo motivaron a ser constituyente es no ver «a ningún otro niño, niña y adolescente al que se le calle la voz, que se le asuste y se le atemorice».
Lo que hicieron con Gallardo y otros cientos de chicos en Sename, fue arrebatarles la identidad, «que con el tiempo hemos tenido que recrear», dice. «Entonces te das cuenta de que la única manera de proteger la infancia es que ellos -los niños- puedan llegar a la Constitución. Acá tenemos un Estado sordo, ciego y mudo, porque calla y minimiza las vulneraciones sistemáticas».
No sabe si es la mejor carta, y aunque suene paradójico, pues tampoco solucionará su tema de justicia en caso de ganar en las elecciones del 11 de abril, «sí quiero darle justicia a los que están y los que estarán. Tengo 43 años, y si se mejora la Constitución no estoy dentro del marco jurídico de protección infantil. Así que lo importante es que si bien no vamos a cambiar las vidas de estos niños, niñas y adolescentes ahora, estoy seguro que con un marco regulatorio constitucional vamos a enriquecer a las generaciones futuras».
Claro que, así como van las cosas, afirma que es difícil. Esto, porque «tenemos un gobierno que decide cambiar de nombre al Sename (Por el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, aprobado en el Congreso a fines de octubre), pero no su estructura. Si te das cuenta, los derechos se comienzan a separar desde la infancia, con niños de primera y segunda categoría, por lo tanto la única forma de que todos los derechos sean para todos los niños, niñas y adolescentes, es que los niños sean protegidos constitucionalmente».
Gallardo irá como independiente. Sabe que es un dolor de cabeza y que por no pertenecer a un partido político el panorama es complejo. No obstante, cree a ciegas que «no soy el indicado para luchar, sino que es la gente a quienes hoy les pido apoyo ingresando a servel.cl y firmando en línea por mi candidatura sin necesidad de ir a una notaría. Así que esta lucha la tiene que dar la ciudadanía, ya que si está cansada de la política de siempre, es el momento de cambiarla».
Además de sus estudios, trabajo y la crianza de su hija, Gallardo se encuentra terminando la última edición de su segundo libro: Esperanzas en el infierno. «En este libro cerraré un ciclo, una vida que hoy me tiene acá. ¿Sabe? No sé si es orgullo, pero me identifico con muchos niños, niñas y adolescentes y familias a quienes les ha costado salir de un barrio vulnerable.
Sí, de Sename a la Constitución, que no es poca cosa. Sin nada, a conseguir un cambio generacional. Y si bien puede parecer estigmatizante, es necesario recordar que no soy de la elite, sino que vengo de la pobreza extrema, vengo de las necesidades, del abuso, del golpe, del grito. No nací en cuna de oro y llegar a estas instancias no es gracias al Sename, sino que a pesar de Sename».