Firma como Palominos, a secas. Esa es su marca registrada. Ya sea en sus pinturas y esculturas. También en sus trabajos de cerámica.
En su taller, en Las Compañías, dentro de su misma casa, Eduardo Palominos (casado hace 34 años, tres hijos y un nieto) pasa gran parte del día trabajando. Pinta, pinta y pinta. Hasta que los pinceles queden desplumados. En otras ocasiones se sienta, imagina. Y crea.
En ese lugar trabajó con la energía de un adolescente para terminar la escultura en homenaje a Romario Veloz. Demoró dos días.
Cuando habló con Mery, la madre del joven ecuatoriano, quien le pidió si se podía hacer cargo del trabajo, sólo le sugirió una cosa: que pidiera permiso para que la obra sea grande.
«Y como le dieron permiso, eso fue lo que hice. Le sugerí un monolito alto para que tuviera una buena visión y elegí el fierro para que fuera indestructible, pues sé que los fachos hacen destrozos a cosas de este tipo, además que una vez ya se hizo un atentado en la placa anterior…», cuenta el pintor y escultor.
Así, manos a la obra. Comenzó el trabajo, aunque «ni siquiera sabía yo lo que haría y ella lo supo a última hora. Y creo que exclamó ¡mi hijo, mi negrito! porque se parecía».
Buen efecto visual
No muchas imágenes encontró de Romario por redes sociales. Pero de todas, una le llamó la atención.
«Encontré una foto de Romario riendo y la exigencia de la obra es que tiene pocos cortes y buen efecto visual, pillerías que aprendí cuando hice la obra de Santa María de Iquique (ubicada en la ruta, a pocos metros de donde se encontraba la estatua a Francisco de Aguirre, en La Serena)».
En la obra, que será inaugurada esta tarde frente al terminal de buses de La Serena, lugar donde cayó herido de muerte por la bala de un militar hace exactamente un año, Palomino hizo la manifestación. A imagen y semejanza.
«Sí, en la escultura está la manifestación, Romario, el balazo, un perro, el país. En la escultura no me demoré nada, pues estuve dos días dibujando y buscando no sólo el parecido, que no es tan complicado, sino hacer un relato coherente con lo que pasó ese día. Que sepan que fue asesinado por los militares, porque si bien lo hice buscando el parecido, lo que más interesa es el relato, ¿me entiende? Hice el dibujo en la polera, pero está relatando su propia muerte…».
Optó por ese trabajo porque «Romario era un joven que cantaba, alegre. Entonces tengo que representar un poco eso, por eso lo hice como riendo, como un cabro amable».
Búsqueda de reparación
Mientras hace un recorrido por su taller, por sus años dedicados al arte, a la enseñanza, señala que «ahora lo que se debe hacer es buscar la fórmula para que tenga una reparación monetaria, pues Romario dejó una señora y una hija, por lo tanto hay que luchar por eso. Acá no es: se murió el niño, esto se acabó, pues ¿y el drama de su familia? Debemos exigir los derechos de nosotros porque fue asesinado y no era solo, por tanto hay que preocuparse que su hija y esposa vivan bien, en la medida de lo posible, ya que le mataron a un marido, a un padre…».
Insiste en que «es interesante que se le haga este reconocimiento al primer asesinado por lo militares en la explosión popular del 18 de octubre, pero también es interesante que se repare económicamente, y eso es lo que hay que seguir pidiendo, según yo».
Romario tendrá una escultura en su honor. Con el tiempo, también el nombre de una plaza, luego que la semana pasada y por 9 votos a favor y 1 en contra, el Concejo Municipal de La Serena aprobara en forma unánime nombrar el lugar donde fue asesinado como «Plaza Romario Veloz».
En ese sentido, Palominos detalla que «es fundamental para que nunca más vuelvan los milicos a asesinar a civiles, y segundo, que se haya restado un concejal (Alejandro Pino Uribe), que además fue participante, militante de la dictadura, no me extraña. Es un personaje oscuro y le hace mal a la política como muchos, pero este es un tipo que no debería estar ahí. No sé cómo tiene cara para meterse de un benefactor social…».
Esta tarde, junto a la familia, estará Palominos. Será un momento en que se homenajeará sólo a la escultura, sino que a la persona. Y no teme que en algún momento puedan dañar el monumento. Incluso cree que eso pasará, pero de ser así «estoy dispuesto a agrandarla (ríe) en el caso que la boten y, además, reforzarla…».