Al menos ocho casas o departamentos donde mujeres ofrecen sus servicios sexuales, se encuentran operando las 24 horas sólo en el casco histórico de La Serena -dejando fuera a los que funcionan en la Avenida del Mar y en Puerta del Mar-. La situación es denunciada por vecinos y los concejales exigen que se intervengan estos lugares, donde podrían estar ocurriendo un sinfín de ilícitos entre las sombras.

El tema ya ha sido abordado desde otro prisma. Resulta que el comercio sexual no es algo que esté sucediendo recién ahora en La Serena, ya que, según se ha constatado, en distintas shoperías y cafés del centro de la ciudad, además de pagar por un trago y la compañía de alguna de las garzonas, existen «privados» donde se puede tener relaciones con las trabajadoras previo pago.

¿Normalizado?

Todos lo saben, pero nadie hace nada, y pareciera que la práctica ya se normalizó y mientras no salgan del local, existiría cierta impunidad. De hecho, quienes han denunciado esta situación poco han conseguido, ya que los locales siguen operando y funcionado bajo la misma lógica y con los mismos servicios.

Pero más allá de estos recintos de entretención nocturna que se han tomado las calles O’Higgins y Balmaceda, escondidas y operando desde el silencio, continúan funcionando los prostíbulos tradicionales, aquellos donde generalmente no existe música ni tragos previos, sino que los clientes asisten simplemente para pagar por un servicio sexual que dura un tiempo determinado.

Se pensaba que estaban en declive, ya que, tras la pandemia, muchos se clausuraron por falta de clientes y también existieron fiscalizaciones donde se detectaron irregularidades que obligaron a que las «casas de remolienda» dejaran de funcionar.

Sin embargo, la realidad era otra. Así lo puso de manifiesto un vecino del centro de La Serena, quien denunció la problemática a nuestro medio, señalando que muy cerca de su casa existían dos lugares, destinados a oficinas, donde atendían mujeres prestando sus servicios, esto en calle Pedro Pablo Muñoz, justo en el límite de la zona típica.
Invadidos

La información entregada por nuestro lector, dio lugar a que investigáramos el tema, y nos llevamos una sorpresa luego de constatar a través de distintas fuentes, y corroborar que tan sólo en el casco histórico de la ciudad de los campanarios existen a lo menos ocho prostíbulos funcionando activamente, durante las 24 horas del día, sólo en el centro, sin contar sectores como Avenida del Mar, Puerta del Mar, Avenida Pacífico, entre otros lugares, donde también operan las casas de chicas.

El tema de la proliferación de estos lugares es preocupante en sí mismo, y más aún cuando se concentran en un radio tan reducido, de hecho, en lugares como Pedro Pablo Muñoz, entre el edificio 510 y el 530, hay dos prostíbulos funcionando, según información entregada por vecinos del lugar.

Sexo compro…

Pero existen otros lugares, también cercanos entre sí, y son sólo los que pudimos descubrir y corroborar su funcionamiento, ya que debe haber más. Entre los detectados están las casas y departamentos ubicados en calle Almagro 529, Plaza Tenri 731, Cantournet 910, Lautaro 751 y Prat 214. Este último edificio -el de Prat-, donde además de escorts, hay oficinas de abogados y esteticistas, se emplaza a una cuadra de la Gobernación regional y al lado del Colegio Andrés Bello, donde a diario circulan cientos de menores de edad.

Seguridad
ciudadana

Desde el ámbito legal, cabe señalar que la prostitución no es un delito, pero sí la facilitación de esta. Pero resulta complejo mitigar o intentar erradicar esta práctica, ya que, según señala el director del Departamento de Seguridad Ciudadana, Gonzalo Arceu, para hacer algo se requeriría encontrar a las personas en flagrancia. «Cuando se ha fiscalizado efectivamente se encuentran mujeres en su interior, la mayoría extranjeras, algunas irregulares, las cuales han sido autodenunciadas, los administradores nos manifiestan ser damas de compañía dentro del local, pero en el lugar no ejercen la prostitución, para que esto sea efectivo se debe dar la condición de flagrancia y el negocio tener piezas habilitadas para ese propósito», sostuvo Arceu.

Vecinos
preocupados

Los habitantes del centro de La Serena, agrupados en la Junta de Vecinos sector centro, señalan que la situación los tiene sobrepasados, ya que no existe regulación y hay lugares donde esto se viene dando desde hace años, como una tradición que ni siquiera paró durante la pandemia. «Es algo grave, muy grave, porque lo que pasa en estas casas de la zona típica y de barrios patrimoniales como el sector de Almagro, conlleva otro tipo de situaciones, como gente en estado de ebriedad, robos, y un sinfín de situaciones indeseables con las que hemos tenido que lidiar», indican desde la junta vecinal.

Concejales
advierten

La concejala Daniela Molina manifestó estar preocupada por el problema, pero insistió en que su proliferación obedece a un tema de fondo que tiene que ver con la alta demanda y también las pocas oportunidades de trabajo que, como Estado, se ofrece a las mujeres. «Aquí hay varios elementos muy complejos que son de la sociedad y a la ausencia de regulación que existe frente al comercio sexual, pero también de otras circunstancias sociales. Esta es una ciudad que está creciendo desmesuradamente, con gente que llega, y no te digo que de otros países solamente, sino que desde otros lugares de Chile».

Por su parte, la también colegiada Carmen Zamora cree que todos se ven afectados con este tipo de prácticas, no sólo la ciudad y el entorno de los lugares, sino las mismas trabajadoras. «Las personas involucradas también se ven perjudicadas con estos tratos».

«Creo que la municipalidad y las otras instituciones de Seguridad Pública deberían aumentar los esfuerzos para poder detectar, fiscalizar y en definitiva clausurar estos lugares, porque además ningún vecino quiere tener un entorno de este tipo. La gente quiere vivir tranquila, y en el casco histórico también viven personas. Tenemos que hacer algo y de manera urgente», finalizó la concejala.

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