Desde que se iniciaron los trabajos de construcción de la doble vía en la Ruta 43, la comunidad de Recoleta ha asumido un rol activo para buscar solución a una serie de inconvenientes surgidos como efecto de la propia obra.
En este caso, los pobladores se encuentran preocupados debido a que el pueblo se encuentra ubicado en ambos lados de la carretera y que una vez que entre en funcionamiento sería sumamente dificultoso el cruce de un sector a otro. De hecho, el proyecto no considera un corte para automóviles livianos y la única alternativa sería un retorno que se ubicará dos kilómetros al sur.
Debido a esta situación, el consejero Miguel Solís ha mantenido reuniones permanentes con los vecinos y junto a la seremi del MOP, Mirtha Meléndez, se han gestionado algunas alternativas, dentro de las cuales ha cobrado más fuerza la de realizar un cajón bajo nivel exclusivo para vehículos livianos que transiten de oriente a poniente y viceversa.
«Queremos un paso para vehículos livianos, pero con veredas a ambos lados y una pasarela, esto mejoraría la seguridad de los peatones que en este momento estamos sin ningún tipo de seguridad (…) Uno como es de acá conoce más o menos los pasos, hay que esperar con harta paciencia que pasen menos vehículos y luego atravesar», relata Eva Carmona, madre de familia y habitante de Recoleta.
Efectivamente, el proyecto considera una pasarela para peatones, sin embargo, no representa una solución práctica para una población que se traslada desde hace años en vehículo. Esto es debido a que el jardín infantil, posta e iglesia se encuentran al lado contrario de donde vive la mayor parte de la población.
Solución a
corto plazo
Ante este escenario, la alternativa más concreta sería la construcción de un paso de una sola vía, sin acceso a la ruta. Y aunque la idea está avanzada, resta aprobar la factibilidad técnica y asegurar su financiamiento.
«Se han puesto cercos que modifican la vida de la gente y esto se va a complicar más cuando se habilite la doble vía, así que es necesario tener atraviesos que sean accesibles, porque en la propuesta original se harían a dos kilómetros de acá», señaló el consejero Miguel Solís.
El core por Limarí agregó que «el pueblo se ha sentido postergado, porque la empresa dijo en un comienzo que esta transformación al proyecto era inviable y técnicamente imposible».
Pero después de las gestiones realizadas en estos últimos 6 meses de conversaciones, ya se cuenta con un proyecto de diseño y algunos plazos.
Según informó la seremi del MOP, Mirtha Meléndez, la solicitud ya está siendo estudiada a nivel central y se espera tener resuelto el conflicto y construido el paso de acá a 6 meses como máximo. Es decir, antes de la entrada en operaciones de la doble vía, a comienzos del 2018.
«Desde el 20 de marzo pasado se han hecho la gestiones en Santiago, hay que pensar que éstos son proyectos que no estaban considerados, así que hay que hacer toda la ingeniería primero y ahora ver el financiamiento que nosotros estamos conscientes que hay que hacer, porque es muy necesario», señaló Meléndez.
Al respecto, Cristian Ogalde, vecino de Recoleta, comentó que «ha conservado la propuesta y estamos conformes. Acá pasan al otro lado todos los días a dejar a sus niños, ir a pie es más complicado con el frío de invierno, si no tuviéramos este paso tendríamos que ir a dar la vuelta dos kilómetros más lejos».