Es la historia de don Héctor (75), que siempre ha tenido el deseo de aprender, sin embargo, en su juventud el dinero fue un obstáculo que le impidió alcanzar sus metas universitarias.

Ahora ha decidido no poner más excusas y tiene la convicción de cumplir su objetivo al convertirse en profesional. Habla cuatro idiomas y quiere ser veterinario, incluso tiene visto dónde poder estudiar.

Héctor Emiliano Narváez Gálvez, es un hombre que trabaja como cuidador en un estacionamiento en la ciudad de Coquimbo. Allí, en Portales con O´Higgins se gana los pesos. Este 2024, tras completar su educación media, decidió presentarse a la PAES (prueba de selección universitaria) con el objetivo de convertirse en veterinario. Bien presentado con su blazer y acompañado de una de sus fieles mascotas, se dispuso a enfrentar la evaluación en la sede del Gabriela Mistral del sector El Llano en el puerto.
Se tiene fe en el proceso de si podrá o no acceder a ser profesional. Anda con su perrito para todos lados de amuleto, el que lo esperó afuera del recinto mientras rendía exámenes de Lenguaje Matemáticas y Ciencias.

AMANTE DEL
CONOCIMIENTO

Según señaló a Diario La Región, siempre fue un amante del conocimiento, desde pequeño fue una persona muy curiosa que tenía muchas ganas de saber de los seres sintientes.

«Lamentablemente, por temas económicos para mi familia era imposible que yo terminara de estudiar humanidades, hace sesenta años atrás la pobreza era mucho más cruda que la que vive en estos tiempos(…) pero ahora, que me estoy haciendo cargo de muchos perritos que he ido recogiendo de la calle, necesito aprender para tenerlos bien cuidados», comentó el adulto mayor.

Héctor dice que su vida no ha sido fácil, pero que ha tenido momentos en los que gracias a su curiosidad ha sabido aprovechar para darle otro sentido a esta actualidad turbulenta para todos.

ALGUNAS LÁGRIMAS

«Mucha gente te califica por cómo te vistes, así como me ve, se hablar un poco de alemán y japonés, además puedo comunicarme fluidamente en inglés (…) cuando fui dueño de un popular restaurant en La Serena, tomé un curso de inglés y después fui haciendo otros cursos que se impartían gratuitamente, a todos estos llegue por curiosidad al escuchar un idioma que no conocía», subrayó Héctor.

A pesar de tener las ganas y el coraje de enfrentar la prueba que decide su ingreso a la universidad, destaca que aún tiene ciertas barreras tecnológicas que lo limitan en ciertas áreas.

«No me manejo mucho con estas máquinas, pero así como he logrado aprender para rendir una prueba tan difícil como esta, sé que podré aprender a manejar un computador y un celular(…) estoy dispuesto a tomar clases vespertinas de ser necesario para equiparar los estudios con el trabajo, pero lo que yo más deseo es lograr estudiar medicina veterinaria en la Universidad del Alba o en la Santo Tomás», puntualizó.

Muchas ganas le puso a la PAES, donde promete que no estuvo difícil. «Respondí varias, creo que puedo dar la sorpresa», agrega.

Además aprovecha de destacar la labor de sus maestros, quienes han sido los encargados de nivelar sus conocimientos y prepararlo para rendir la evaluación. Ya se niveló. «Estoy esperando mi licenciatura, que será el 17 de diciembre en el edificio de la municipalidad de Coquimbo(…) que se me hayan dado las cosas como hasta ahora, es algo emocionante, incluso cuando rendí la prueba me emocioné y lloré, no pude evitar soltar unas lágrimas».

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